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An. 2. Congr. Bras. Hispanistas Oct. 2002

 

Hacia una explicación sobre el fenómeno del ''Boom Literario'' en América Latina

 

 

Pablo Andrada

UFF

 

 

El ''Boom'' habría sido un fenómeno histórico poseedor de características múltiples inherentes al dinamismo y riqueza de los procesos culturales y sociales del hombre. La explosión que se habría operado no sería tan sólo comercial, como sostienen algunos, a pesar de que éste sí sería uno de los componentes más fuertes. El escenario literario mundial de los últimos siglos siempre habría sido protagonizado por escritores europeos, en su mayoría de los países dominantes más desarrollados. Entonces, a mediados del siglo XX y aunque guiado por la suba en las ventas en nuestro continente, llegaría a esos territorios del viejo mundo un número importante de escritores latinoamericanos nuevos. Así, el Centro conocería la producción periférica, y la Periferia expresaría su evidente absorción transculturizada de la producción literaria que la ''matriz'' del centro siempre habría proveído.

Los escritores del ''Boom'', leyendo lo mejor de la literatura europea, mostrarían otra visión de las expresiones culturales de Latinoamérica a través de la literatura. Pero esta escritura sería un complemento de un proceso estético iniciado con anterioridad, La Nueva Narrativa de América Latina, del cual podría decirse que el Boom formaría parte. Pero al mismo tiempo, se distinguiría de él por su desprendimiento de las élites intelectuales para sumergirse en la aceptación popular. Ésto haría que sus lectores se transformasen en coprotagonistas del fenómeno.

Una poética nueva con destacados puntos en comun en todo el subcontinente surgiría de forma paralela al Boom. Alejo Carpentier se aventuraría a decir que las novelas de América Latina serían todas ''barrocas'', al tiempo que perfilaría su concepto de ''lo real maravilloso'' en el prólogo de su novela ''El Reino de este Mundo''. Precisamente en las novelas el pasado colonialista siempre permanecería y tanto el pasado como el tiempo presente formarían una única masa multimolecular.

Esa simbiósis también ocurriría entre otros elementos, generando una integración entre cultura e historia, entre lo ajeno y lo propio, entre la civilización urbana y el campo, entre lo nacional y lo cosmopolita, y, más precisamente, entre las características culturales y sociales de los países centrales junto a la de los periféricos. De esta forma se expresaría la identidad de un amplio sector de un continente que todavía permanece fragmentado, huérfano y paria al mismo tiempo y que persiste en su incansable búsqueda de saber quiénes somos en realidad.

Se daría continuidad así a la configuración de una literatura subcontinental latinoamericana que serviría como referencia en el escenario literario mundial. Pero sería la función del lector la que asumiría un rol especialmente destacado en el acontecimiento del Boom. Consideramos, por eso, que escritor, obra y lector formarían un tríptico inseparable íntimamente relacionado con la sociedad y la nueva estética en surgimiento.

 

Contexto socio-histórico del ''boom'':

Algunos sucesos históricos fertilizarían el terreno para la llegada del Boom. Si bien no se trataría de una relación de causa y efecto, como siempre se acostumbraba a hacer en el positivismo, sí habría sido un antecedente en el que se contextualizaría el fenómeno. Como explicara Roland Barthes sería precisamente la historia quien construiría al autor y su obra, y no al contrario. Creemos nosotros, además, que la historia también participaría en la construcción del lector y por eso pondríamos al emisor y al receptor en un mismo nivel. Ese contexto se daría con la Primera Guerra Mundial en 1914, seguida por la Revolución Rusa en 1917. Luego vendrían la crisis económica de EEUU en 1929 y la Segunda Guerra Mundial en 1945. El último componente sería la Revolución cubana, ocurrida en 1957.

a) 1ª Guerra Mundial: La salida de la Belle époque, en el epicentro francés de la Europa occidental, nos dejaba perplejos ante un mundo convulsionado y desequilibrado mucho más que tranquilo, como podría esperarse. La sociedad se chocaba con las nuevas tecnologías y la circuncisión de los mercados internos provocaría una disputa encarnizada por la búsqueda de nuevos mercados en todo el mundo. Surgían así los imperios enfrentándose por primera vez en una guerra planetaria. Estados Unidos sería una promesa creciente y Kafka comenzaría a escribir casi al borde de la guerra (1912) su inconclusa ''Amérika'' –que él llamara ''la novela del desaparecido''- en la que mostraría las necesidades del hombre extranjero, un hombre tragado por la idea de oportunidad y los efectos sociales de un crecimiento desmedido.

b) La Revolución Rusa: En un país tan enorme como atrasado ocurriría un acontecimiento de efectos exógenos en el plano moral, plástico y político de gran alcance. La misma crisis económica de la 1ª guerra provocaría, en octubre de 1917, la primera revolución obrera marxista. Junto a ella, diferentes manifestaciones estéticas y artísticas se expresarían casi al unísono. Esta fuerza contaminante permanecería durante muchísimos años caracterizando a la renovación intelectual del siglo XX en todas partes, incluso en EEUU y los países de Latinoamérica.

c) El Crack Financiero de 1929: Mientras en la URSS se fortalecería el régimen perverso del ''stalinismo'', en EEUU fabricaban ricos en minutos con la venta de acciones en el mercado bursátil, hasta ocurrido el gran estallido de Wall Street. Así como ''Boom'' sería una onomatopeya que indicaba la irrupción de algún producto en el mercado, ''Crack'' sería otra onomatopeya, pero con sentido de ruptura. Esta situación alimentaría la transformación de los valores estéticos, artísticos y morales, y profundizaría una ruptura total con el pasado. Las vanguardias continuarían y sus manifiestos mantendrían su contenido político-social. Freud, el inconsciente, el automatismo y una cierta anarquía en las manifestaciones artísticas caracterizarían al surrealismo, que apareciera en 1924 y en la Torre de Marfil de André Bretón. Después de su paso por México, daría un salto en sus implicancias políticas y tomaría posición contra el stalinismo soviético.

d) La Segunda Guerra Mundial: Alemania buscaría dominar Europa con la ocupación de territorios y el recrudecimiento del antisemitismo a través de la figura de Adolf Hitler. Con él se consolidaría un proyecto chauvinista de extrema derecha, el ''Nationalsozialist''. La post guerra traería este modelo a Latinoamérica dando formación ideológica a los dictadores de los futuros gobiernos que practicarían el ''terrorismo de Estado''. En Europa, el triunfo de los comunistas ante los nazis habría significado un prestigio que luego sería congelado con los acuerdos de Yalta y Potsdam firmados por Churchil, Roosevelt y Stalin. Esa división este–oeste era el viejo orden mundial, que sería destruido en 1989 con la caída del Muro de Berlín. Los judíos habrían sido siempre un pueblo nómade y la ''Tierra Santa'', desde los Otomanos, estaba ocupada por palestinos. Pero después del Holocausto y ya finalizada la guerra, un fuerte movimiento con base en capital norteamericano crecería hasta la creación del Estado de Israel.

e) La Revolución Cubana (1957): Este hecho habría tenido sus consecuencias estéticas más próximas del propio Boom, que se habría hecho visible en los años sesenta. Sería el ''Broche de Oro'' en nuestro continente de todas las emancipaciones y rupturas comentadas. Una vez más se pondría en jaque el protagonismo cultural burgués y se generaría una nueva explosión en términos creativos en donde los números de la moda y la automatización de los medios de producción se enterlazarían con la renovación estética que surgía. Black Power, Flower Power, hippies, pacificación, esta rebeldía generalizada se fortalecería con la derrota del ejercito estadounidense en Vietnám y por la lucha contra el racismo en las figuras de Malcom ''X'' y Martin Luther King. Con el asesinato de ellos y de JFKennedy, se consolidaría el ''tiranicidio'' como forma de resolver conflictos sociales. Pero Cuba sería un ejemplo no reiterado en ninguna parte en la batalla por las utopías. Los sangrientos golpes de estado en Latinoamérica serían dirigidos por la CIA de EEUU y con ellos se iniciaría un infeliz recorrido de retrocesos que afectaría también al ''boom''.

Con las dictaduras militares, además de cerrarse un ciclo de la economía, en América Latina buscarían cerrar también la renovación de ideas, lo que afectaría directamente a los lectores. Se terminaría así con la ''moda'' de la lectura y disminuiría también el número de escritores de la explosión inicial. Ésto en nada quiere decir que no se haya mantenido un estado de producción y de recepción latente en el interior de la sociedad, pero sí quiere decir que no sería visible como sí ocurriera durante los años de crecimiento en la lectura de mediados de siglo XX.

 

Algunas características de América Latina:

a) Crecimiento demográfico: Una de las características fundamentales de América Latina es su constante expansión poblacional, superior a la de cualquier región del mundo. En 1950 la población estimada era de 158 millones de habitantes, mientras que en 1975 serían 316 millones, lo quiere decir que en apenas 25 años se habría duplicado su número. Pero el aumento de la población no sería acompañado de una similar ampliación del mercado de trabajo. El crecimiento económico no aseguraría un número mayor de empleos. Las tendencias económicas generales de Argentina, Brasil, Colombia y México no dejarían de influir en los perfiles del mercado del libro. El desempleo y el subempleo significarían una pérdida de la economía en su conjunto, pero para el habitante comun éso significaría pérdida de ingreso: menos comida, restricciones educativas y de salud, y obviamente, menos libros en la biblioteca. ''En muchos países de América Latina la tasa de desempleo que va desde 1950 hasta 1975 es más alta que la de EEUU. y otros países industriales en todo lo que va de este siglo, incluidos los años de la Gran Depresión Mundial'', dice la Cepal. Y después continúa, ''se habrían verificado algunos importantes cambios entre los trabajadores que buscan empleo. Mientras que en 1950 la mayoría de estos trabajadores se dedicaba a la agricultura, hacia 1970 la mayor parte estaba empleada en la industria y en los servicios. Existe una alta tasa de crecimiento entre las empleadas mujeres.''

Contradictoriamente, América Latina sería la región del mundo en donde el ritmo de expansión educativa sería más acelerado. En 1950 concurría a la escuela 1 de cada 2 niños, mientras que en 1965 concurrían 4 de cada 5. La población rural constituiría la mitad de la población latinoamericana, sin embargo, a inicios de 1970, 9 países registraban allí más del 75% del analfabetismo. Pero los índices más fuertes de permanencia se establecerían en la enseñanza media y superior.

b) Las editoriales: Las etapas del proceso editorial responde a distintas necesidades que, a su vez, demandan múltiples requerimentos. El conjunto de estas actividades, desplegadas en sentido convergente constituye la escencia de la actividad editorial, también llamada Industria Editorial para significar un proceso de producción y comercio. Eustasio García en su trabajo, Desarrollo de la Industria Editorial Argentina, publicado en Buenos Aires por la Fundación Interamericana de Bibliografía ''Franklin'', en 1965, diría que es el editor quien poseería el conocimiento y el dominio del mercado, quien proveería los materiales de producción que él mismo coordina y del cual es enteramente responsable.

La industria editorial sería de rentabilidad incierta, cuyas inversiones se recuperarían después de un largo tiempo. García sostiene que se necesitan mercados amplios, de dimensiones internacionales y con homogeneidad idiomática para substituir y desarrollarse. Se debe efectuar una planificación metódica de las actividades de la empresa editorial y formular una estrategia basada en esa planificación. ''Es muy importante -dice- saber que no es posible resolver una edición solamente por el conocimiento de los manuscritos: es necesario decidir en función del conocimiento del público al que esos libros están destinados (...). Se hace necesario conocer los diversos canales de distribución y sus características propias, analizar con rigor las informaciones comerciales históricas y las estadísticas demográficas, así como proveer encuestas. En síntesis, deberá hacerse un estudio de mercado.''

 

El Tríptico ''Escritor – Obra – Lector''

A través de estos datos analizados nos aproximamos a la hipótesis que planteabamos al principio de éste trabajo. Vimos que hay un creciente aumento poblacional que se duplica cada veinticinco años y cuya mayor concentración se daría en la ciudad, creándose así grandes centros urbanos: las metrópolis latinoamericanas. Allí, durante los decenios de 1950 y 1960, se generaría también un aumento de la mano de obra. Otro crecimiento se reflejaría en la educación en general, cuyos mayores números se darían entre los alumnos secundarios y universitarios. Lo que quiere decir que una mejor preparación educativa de los habitantes haría que se desarrollase un nivel más exigente de lecturas. El aumento de la producción industrial generaría un aumento en las ganancias de los trabajadores y mejores condiciones de consumo de la oferta cultural propiciada. Ésta oferta incluiría al libro, tal como lo vimos registrado con el crecimiento en las ventas del continente.

Sabemos que el mercado de consumo se rige con el objetivo de insertar un producto al mayor número de personas posible y por eso, donde más personas haya, mayores serán las posibilidades de ventas y de ganancias. El número de habitantes de América Latina habría comenzado a ser un mercado atrayente, pero habría dos grandes contradicciones que se generarían en el interior de esta situación. Una sería que Latinoamérica nunca se habría caracterizado por su alta capacidad económica, por lo que tampoco se garantizaría el mismo flujo de ingresos fijo por venta como sí ocurriría en Europa o EEUU, por ejemplo. La otra contradicción sería la lentitud del mercado editorial en amortización y lucro. Las ganancias en la venta de libros es menos previsible y depende más de las políticas educativas y culturales de Estado. Responde a otros ritmos y oscilaciones en donde la capacidad de lectura de una sociedad juega un papel predominante. La empresa reacciona sometida a los designios de estas necesidades, externas a las manipulaciones permitidas por el mercado a través de los productos clásicos.

El giro que se habría dado desde el campo hacia las ciudades durante la post guerra coincidiría con un nuevo ciclo en la economía capitalista mundial. Este habría sucedido después de la II Guerra Mundial provocando una pequeña recuperación de los mercados internos nacionales como resultado de un crecimiento con la aparición de grandes fábricas de industrias metalúrgicas en algunas ciudades latinoamericanas. Ocurriría en Buenos Aires en el período de esplendor del primer y segundo gobierno peronista; en São Pablo y Río de Janeiro durante los gobiernos de Getúlio Vargas y JK, éste último inaugurando una ciudad capital artificial, DF de Brasília; y México, con la creación de un amplio polo industrial que se mantendría vivo hasta nuestros días. De allí deducimos que Latinoamérica se habría convertido en un mercado potencial a ser aprovechado, incluso por la industria editorial.

En ''Producción literaria y producción social'' Noé Jitrik dice que la sociedad determina la escritura y también la lectura, y que éste último es un tema político tanto como la escritura, porque el poder hace que la literatura y la crítica creen fantasmas. Los textos serían depósitos de sentidos: -''Un texto es el mundo y el mundo es un texto'', dice Jitrik. Obra y recepción serían aproximadamente la misma cosa. La ausencia de alguna de las parte significaría el fin de la literatura. Por eso es que, en cualquier situación, las historias contadas han necesitado de transcripciones al alfabeto español o al portugués para que permanezcan en el tiempo y las conozcamos. Ocurrió con Los hombres de maíz, provenientes de la cultura Maya y también con infinidad de historias y fábulas indígenas brasileñas. En el mismo sentido podría decirse que es el momento histórico el que determina la recepción, la capacidad de interpretar o recrear símbolos, actuar y formar parte de la literatura. La perennidad de una obra literaria es aquello que se produce en los lectores y sus alrededores, entendiéndose esto último como el microclima que rodea y condiciona la lectura de una obra o un autor determinado. Sería imposible deslindar a la estética literaria, en cualquiera de sus formas más destacadas, de aquellos procesos de conmoción social que afectaron al mundo en su conjunto. Con el paso del tiempo, las nuevas tecnologías no harían más que acelerar esa acción intrínseca a acontecimientos muchas veces ocurridos en territorios distantes. Pero así como la historia puede afectar los valores estéticos existentes, también podríamos afirmar que ella misma determinará no sólo la producción como también la recepción. El boom sería resultado de esa operación, provocando un gran aumento en el número de ventas y alcanzando las masas.

En 1971, Raymond Williams diría respecto de la narrativa en apogeo del siglo XIX que -"Había cambiado la base social de la literatura" y que por eso se temía que los criterios artísticos y literarios descendieran. Mientras Dickens vendia 100.000 ejemplares por entregas, otros autores tenían 15.000 lectores. Pero en su conjunto, el mercado literario y el público que abastecía justificaban la afirmación que Defoe habría proferido cincuenta años antes: -''La literatura se está convirtiendo en una considerable rama del Comercio Inglés". Durante los años 60 la base social de la literatura también habría cambiado en nuestro continente, los criterios artísticos no habrían descendido, pero tampoco se habría convertido en una considerable rama del comercio latinoamericano. Habría sido apenas un único momento explosivo de ventas que actuaría junto a otra explosión, la de una renovación estética. Pero ésta no sería privilegio únicamente de los escritores del boom, sino de una Nueva Narrativa subcontinental, que también generaría escritores importantes, aunque no hayan tenido el mismo número de ventas que sí habrían tenido los integrantes del boom comercial.

Es verdad que no todo lo que leía el público de América Latina que acababa de acceder a la literatura era Cortázar, García Márquez, Vargas Llosas, Carlos Fuentes o Alejo Carpentier. El surgimiento de una literatura de masas no sería el menor de los problemas, como no lo sería tampoco el hecho de que los autores nombrados escribieran para un público vertiginosamente ampliado. La mercantilización de la obra literaria y la independencia relativa de algunos escritores latinoamericanos serían dos caras de un fenómeno unitario. Algunos autores del ''boom'' harían crecer los números de venta de sus poco conocidas obras pasadas a causa del fetiche generado con sus nombres. Impuesto en el mercado, nadie dudaría de la jerarquía como escritor de un Gabriel García Márquez, por lo que se compraría más fácilmente cualquier otro libro de él que de un desconocido. Ésto, claro, sin querer entrar en polémicas sobre la gran dimensión literaria de la obra del Premio Nobel, sino ateniéndome apenas a un aspecto de la lógica en que funcionan los mercados. Las sucesivas y enormes tiradas de sus antiguos libros explicarían en parte esta cuestión fetichista. Al mismo tiempo, la ausencia de una contínua y persistente publicación de autores posteriores al fenómeno Boom explicaría, con otras palabras, el otro lado de la misma cosa.

Hemos podido percibir que ante la aparición de nuevos mercados, las empresas en general, además de disputar la hegemonía, realizan una venta excesiva del producto que acaba de irrumpir con una posibilidad de agotamiento y desaparición del propio terreno de ventas. Por eso la necesidad de una permanente renovación y actualización en las modas, por ejemplo, con el objetivo de que nada parezca viejo o ultrapasado. Creemos que esta contradicción, junto a todas las otras ya mencionadas en el desarrollo de este trabajo, pueda ser una de las causas que explicarían el declinio del Boom. Pero, al mismo tiempo, la introducción de grandes empresas editoriales a través de los planes económicos de las dictaduras en nuestro continente y el cercenamiento de las libertades de expresión explicarían el retroceso en las ventas y la inexorable caída en la proporción de lectura, llegando ya hacia inicios de la década de los 70 a la desaparición definitiva del fenómeno boom. El lado tremendamente positivo de esta cuestión no es el crecimiento en el número de ventas, sino el haber logrado por este medio presentarse en la comunidad literaria mundial, particularmente la que corresponde a los países centrales (Europa y EEUU), como una literatura nueva con una cierta identidad propia que nos caracterizaría y que tanto ellos y como nosotros mismos sólo en ese particular momento descubriríamos.

 

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