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An. 2. Congr. Bras. Hispanistas Oct. 2002

 

CONFERÊNCIAS

 

La regularización léxica como proceso funcional y formal: Cambio diacrónico, variación dialectal y préstamo

 

 

Soledad Varela

Universidad Autónoma de Madrid e Instituto Universitario Ortega y Gasset

 

 

1. INTRODUCCIÓN

Voy a tratar aquí de tres casos léxicos, aparentemente contrarios a la norma, que se relacionan con el cambio diacrónico, la variación dialectal y el préstamo por contacto entre lenguas, respectivamente. Trataré de demostrar que las supuestas anomalías en las que incurren los tres casos léxicos considerados –de índole morfológica y sintáctica– están reguladas gramaticalmente y sostendré que estamos ante tres casos de variación intralingüística. Por otra parte, considero que la variación observada, que tiene su origen en la estructura de la propia lengua, puede no sólo predecirse formalmente sino también restringirse de manera precisa y explícita.

Como es sabido, la investigación gramatical –incluida la que trata del léxico– se mueve entre dos grandes aproximaciones, generalmente contrapuestas: la formal y la funcional. Los casos analizados en esta ponencia van a poner de relieve que en el análisis de ciertos fenómenos ambas aproximaciones pueden resultar complementarias.

 

2. CAMBIO DIACRÓNICO: ARCAÍSMOS Y VULGARISMOS

En un trabajo relativamente reciente, Llorente Maldonado (LLORENTE MALDONADO, 1980) se refiere a lo que considera vulgarismos, incorrecciones o "vicios" del español actual. Entre ellos, el usar explotar con valor transitivo (Los artificieros explotaron la bomba), en lugar de explosionar. O el caso contrario ejemplificado por entrenar y suspender que, siendo originariamente verbos transitivos, se usan hoy también como intransitivos. En todos los casos mencionados en este trabajo, las variantes transitiva e intransitiva alternarían de manera contraria a la norma configurada por el legado histórico, aparentemente por ignorancia o descuido del hablante. Claro que el propio autor recuerda que es fenómeno que viene de antiguo y que, en más de un dialecto o habla antigua, era la "norma". Así nos dice (LLORENTE MALDONADO, 1980, p. 32):

El uso transitivo de caer y quedar es un fenómeno característico del área occidental del dominio castellano, es decir, un fenómeno propio del antiguo leonés, que hoy tiene gran vitalidad, todavía, en todas o casi todas las comarcas occidentales, principalmente en Zamora, Salamanca y Cáceres, y también, aunque con menos fuerza, en León, Palencia, Valladolid y Ávila. Como en el caso de entrar, también en los de caer y quedar el uso transitivo implica automáticamente un cambio de significado (caer 'caer' > caer 'derribar'; quedar 'quedar' > quedar 'dejar, olvidar'): caer el vaso, caer una silla [...]; quedar la cartera en casa [...], quedar admirado a alguien. No es necesario insistir en el carácter vulgar y regional de estas construcciones, y en su ilicitud, aunque en el dominio leonés sean el pan nuestro de cada día, y nadie que se haya criado en él –yo tampoco- pueda erradicarlas de su habla espontánea.

Lo que nos interesa hacer notar de los casos que menciona Maldonado –idénticos ejemplos aparecen en otros autores que tratan del uso "incorrecto" de la lengua (cf. GÓMEZ TORREGO, 1998)– es que en todos ellos se recogen confusiones o incorrecciones entre usos transitivos e intransitivos que afectan a una clase muy específica de verbos: los verbos de cambio, ya sea de cambio de estado, ya sea de cambio de posición.

Entre los primeros, están los que expresan el cambio de estado interno a través de una construcción incoativa y tienen una variante que incluye la causa externa del cambio y dan lugar a una construcción transitiva. Las dos variantes, la causativa o factitiva (transitiva) y la incoativa (intransitiva), ofrecen una misma forma verbal para ambos usos en la mayor parte de los casos: La mujer durmió al niño / El niño se durmió; El paso del tiempo envejece todas las cosas / Todas las cosas envejecen. Sólo minoritariamente pueden presentar dos piezas léxicas fonológicamente diferentes, como ocurre con dejar / quedar; tirar / caer; explotar / explosionar. No es de extrañar, por tanto, que el hablante regularice en este segundo caso y utilice una de las variantes también para el uso que no le es propio.

En las muestras del autor mencionado –así como en las que aparecen en otros trabajos de orientación normativa– no se consignan, como es de esperar, confusiones entre un comer transitivo y un comer intransitivo, por ejemplo. De Juan comió una manzana, no vamos a obtener *la manzana (se) comió. Tampoco son de esperar estas traslaciones o extensiones en el caso de los verbos inergativos. Así, una construcción con verbo inergativo, como Juan nada (tres largos), no pasa a causativa en ninguna variante del español (*Pedro nada a Juan (tres largos)). Tampoco, a partir de una construcción de verbo inergativo con objeto directo, como Juan corrió los 1.500 metros, produciremos una construcción incoativa (intransitiva) (*Los 1.500 metros (se) corrieron). Ninguna cosa semejante es esperable. Y la gramática nos dice muy bien por qué. Veámoslo.

Dentro del rico campo de la morfosintaxis, algunas estructuras morfológicas del español (y de otras lenguas romances como el portugués) representadas por los verbos causativo-incoativos de (1a), conviven con las formaciones perifrásticas del tipo de las que aparecen en (1b), y con formaciones léxicas no complejas, desde el punto de vista morfológico, como las que consignamos en (1c):

(1) a. enriquecer / enriquecerse; atemorizar / atemorizarse [CAUSATIVOS / INCOATIVOS MORFOLÓGICOS]
b. hacer rico a alguien / hacerse rico; poner colorado a alguien / ponerse colorado [CAUSATIVOS / INCOATIVOS SINTÁTICOS]
c . matar / morir; tirar / caer; dejar / quedar [CAUSATIVOS / INCOATIVOS LÉXICOS]

El paradigma ejemplificado en (1) con las modalidades de la alternancia causativo-incoativa "morfológica", "sintáctica" y "léxica", respectivamente, es conocido de otras muchas lenguas, no sólo de las romances, y ha recibido gran atención por parte de los investigadores desde hace tiempo (cf. COMRIE, 1976).

El interés de estas construcciones para la morfología es indudable pues es frecuente que en el proceso de "causativización" el verbo reciba marcas formales específicas, bien a través de un prefijo (a-baratar) o de un sufijo (oscur-ecer), bien con ambos afijos a la vez (en-riqu-ecer; a-temor-izar). Es decir, es frecuente que la noción semántica de causatividad se gramaticalice. Asimismo, desde el punto de vista de la formación de palabras, su interés es indudable ya que constituye un modo de formar neologismos muy productivo en el español actual. En efecto, intervienen estas formaciones, según vimos antes, en un fenómeno detectado en todo el ámbito hispano y catalogado como vulgarismo (en algunas zonas, rasgo dialectal bien conocido, como apuntaba Llorente Maldonado), consistente en la utilización de la forma incoativa o anticausativa en lugar de la causativa cuando las formas verbales correspondientes no son homófonas (cf. (2a)). A través de los recursos morfológicos disponibles, también es frecuente que se creen nuevos verbos causativos a partir de adjetivos, sustituyendo a la variante causativa analítica o "sintáctica" (hacer compatible ® compatibilizar; hacer óptimo > optimizar), como vemos en (2b). El recurso a la sufijación causativa es tan frecuente en el español actual que se aplica a veces de manera redundante a bases léxicas que ya han producido por sí mismas verbos, generando voces que las gramáticas normativas tildan de "afectadas", como las que recogemos en (2c).

(2) a. (la variante incoativo-intransitiva sustituye a la causativo-transitiva):
dimitir / cesar al ministro (por "destituir"); quedar el bolso en casa ( por "dejar"); caer el vaso ( por "tirar" / "dejar caer"); explotar la bomba (por "explosionar"); aprender a los niños (por "enseñar").
b. (nuevas formaciones causativas deadjetivales):
compatibilizar; rentabilizar, antagonizar, complejizar, cronificar, efectivizar, musicalizar.
c. (formaciones causativas redundantes) concretizar (por "concretar"), activizar (por "activar"), potencializar (por "potenciar"), culpabilizar (por "culpar"), legitimizar (por "legitimar"), objetivizar (por "objetivar"), uniformizar (por "uniformar").

La confusión entre variantes intransitivas y transitivas es esperable también en el caso de otros verbos de cambio que según el uso normativo no presentan alternancia. Podemos encontrarnos aquí con que la extensión se hace de la forma intransitiva a la transitiva o bien, a la inversa, de la transitiva a la intransitiva.

Ejemplo de la primera posibilidad es el detectado con ciertos verbos de movimiento o de "cambio de posición". Tales verbos, intransitivos, recurren usualmente a la perífrasis con "hacer" para formar las estructuras transitivo-causativas, como en hacer llegar (el paquete a su destino) o hacer regresar (el avión por causa de una avería). Dado el paradigma que presentamos en (1), no debe extrañarnos que la causatividad se pueda expresar también a través de un proceso léxico de tipo sintético y que la variante originariamente intransitiva se extienda a usos transitivos, como ocurre en los casos que ilustramos en (3a).

El caso inverso es el que ejemplificamos en (3b), para ciertas variedades del español, donde otros verbos han desarrollado la variante intransitivo-incoativa a partir de la que era originariamente una estructura transitivo-causativa.

(3) a. (transitivación de verbos intransitivos)
Entraron1 el auto en el garaje.
Regrésame2 a esos pasajeros cuanto antes.
Ingresaron a los heridos en el hospital.
b. (intransitivación de verbos transitivos)
Mi sobrina suspendió el examen de conducir.
El futbolista (se) entrena a diario.

En suma, son los verbos de cambio de estado o de posición los que se ven involucrados en estas extensiones contrarias a la norma. En el caso de verbos con formas no homófonas para la variante causativa y la incoativa, lo que hemos visto es que la segunda forma se emplea extensivamente para los usos de la primera. Por lo que respecta a los verbos de cambio de posición sin alternancia, hemos visto que se dan usos transitivos. Por último, ciertos verbos causativos que en principio no contaban con la variante de cambio de estado o incoativa, se extienden también a estos usos. Todas las supuestas incorrecciones son, pues, variaciones predecibles dada la semántica de los verbos involucrados, el paradigma léxico en el que se insertan y las posibilidades de articulación sintáctica que les son connaturales.

 

3. VARIACIÓN DIALECTAL COMO RESULTADO DE LA ESPECIALIZACIÓN SEMÁNTICA DE LOS SUFIJOS

Me voy a referir a continuación a una pequeña muestra de adjetivos deverbales que presentan variación sufijal en los dialectos del español y trataré de mostrar que esta variación no es inesperable ni sus resultados caprichosos. No es inesperable que se dé con el tipo de verbos que están en la base de tales adjetivos. No es caprichoso su resultado porque los sufijos elegidos como variantes dialectales transmiten un contenido semántico preciso que los hace funcionalmente adecuados para el contenido nocional que se quiere comunicar. De nuevo, nos las vemos con un caso relacionado colateralmente con la causatividad, aunque ahora nos vamos a centrar en un subtipo específico, el de los verbos de afección o psicológicos y los llamados por Bello "participios adjetivos" (PAdjs) que derivan de ellos.

Como sabemos, los verbos de cambio de estado físico pueden alternar entre una construcción transitivo-causativa (El pirómano quemó el bosque) y otra intransitivo- incoativa (El bosque se quemó). Cuando este tipo de predicados verbales se someten al proceso de adjetivación, el sufijo adjetivador (-do en nuestro caso) puede aplicarse al subevento causativo y entonces obtenemos la interpretación pasiva u "objetiva". Esto es, el PAdj de No me gusta el pescado cocido puede interpretarse como "[pescado que] ha sido cocido", al igual que el de Me gusta la carne algo quemada puede ser parafraseado por "[carne que] ha sido quemada". Con estos PAdjs pasivos –que corresponden a la variante transitivo-causativa de los verbos cocer y quemar, respectivamente– el agente, aunque no se proyecte sintácticamente, está sin embargo implícito.

Ahora bien, estos predicados verbales pueden dar también PAdjs estativos sin presuposición de agente alguno. En tal caso, el PAdj obtenido es de tipo "deponente" o activo y se corresponde con el subevento incoativo, como en El pescado podrido huele muy mal, esto es, "[pescado que] se ha podrido", o en Los árboles caídos estorbaban la visibilidad. En este último ejemplo, la interpretación incoativa es incuestionable dado que el predicado causativo que corresponde al incoativo caer(se) se lexicaliza en español –como ya vimos en el apartado anterior– a través de otra forma verbal: tirar (cf. Juan tiró el jarrón > El jarrón se cayó / *se tiró).

Otro signo indudable de la alternancia diatética, característica de los adjetivos derivados de verbos causativo-incoativos, se muestra en los PAdjs con dos formas fonológicas diferentes: la forma regular obtenida mediante la adición del sufijo al tema verbal, y otra sin sufijo o "trunca" (BOSQUE, 1990). En tales casos, la forma fonológica regular se reserva para los adjetivos pasivos: El buen tabaco se obtiene de hojas previamente secadas; Almacenaban fruta ya madurada. En cambio, la forma truncada es la que aparece en las construcciones adjetivas de interpretación activa: El pelo se quedó muy {seco / *secado} con el tinte < El pelo se secó con el tinte. El estatuto léxico de los PAdjs truncados se manifiesta también en los procesos derivativos a los que están expuestos. Así, por ejemplo, son éstos los que admiten el prefijo intensificador re-, característico de los adjetivos calificativos: re-seco, re-contento, re-limpio, re-harto3.

Junto a estos verbos, verdaderos causativos que implican un cambio físico que produce un resultado, existen en muchas lenguas (incluidas las lenguas romances) un conjunto de verbos –los llamados "psicológicos"– que implican también un cambio pero no de estado físico sino de estado psicológico u anímico. La clase de los verbos psicológicos incluye una diversidad de verbos que coinciden en denotar estados mentales o emocionales sufridos por un paciente o experimentante (Exp), potencialmente inducidos por una causa externa o indirecta. No obstante, esta coincidencia semántica no puede hacernos pasar por alto que los verbos psicológicos difieren en su comportamiento sintáctico, como han demostrado Belletti y Rizzi (BELLETTI Y RIZZI, 1988) en el caso del italiano y mostramos en (4) para el español:

(4)a. tipo "temer" <Exp, Tema>: Juana teme los rayos
b. tipo "gustar" <Tema, ExpDAT >: El mar le/*la gusta mucho a Juana
c. tipo "asustar" <Tema, ExpAc >: El aullido del lobo la asustó (a Juana)

Me voy a restringir a los verbos psicológicos del tipo de (4c), que participan en la alternancia causativo-incoativa. Se trata de una subclase bien definida de verbos, del tipo de asustar o preocupar,4 que se caracterizan por llevar dos argumentos internos: una causa externa y un experimentante o causa interna (cf. MENDIKOETXEA, 1999, 25.2.1.1). A pesar de permitir una variante transitiva (derivada), estos verbos no pasivizan y sólo dan PAdjs de interpretación activa. Sin embargo, pueden con todo suministrar dos PAdjs estativos diferentes: PAdjs de uso intransitivo, a los que caracterizaremos con el rasgo [-permanente], y PAdjs de uso transitivo, que identificaremos con el rasgo [+permanente].

3.1. El PAdj psicológico [-permanente]

Es la lectura usual de los PAdjs perfectivo-estativos pero, a diferencia de los adjetivos derivados de los verbos de cambio de estado físico que vimos antes, éstos siempre llevan como sujeto un nombre animado: el experimentante del proceso. El otro argumento, la causa externa o indirecta, se cancela a lo largo del proceso de formación adjetival. El adjetivo derivado denota un estado emocional y se construye con el auxiliar "estar". Ejemplos de este tipo de PAdj aparecen en (5):

(5) [+ESTAR] abatido, aburrido, alarmado, alborozado, amodorrado, animado, apenado, apurado, asustado, atontado, aturdido, avergonzado, azarado, (des)cansado, compungido, desasosegado, desengañado, desesperado, divertido, emocionado, enfadado, enfurecido, enojado, ensimismado, entretenido, entusiasmado, escamado, espantado, indignado, irritado, postrado

Ahora bien, aparte de dicho PAdj [-permanente], algunos de estos verbos psicológicos del español generan otro tipo de adjetivo en -do [+permanente], de carácter transitivo.

3.2. El PAdj psicológico [+permanente]

Tal PAdj se predica de la causa indirecta (el argumento no afectado) del verbo subyacente, provocando algún tipo de efecto emocional en el experimentante, el cual, aunque excluido de la construcción adjetiva, está sin embargo implícito.

Recordemos que los verbos psicológicos del tipo de asustar, preocupar o aburrir pueden presentar, aparte de la interpretación estativa, una interpretación agentivo-transitiva, como lo demuestra el hecho de que puedan aparecer tanto con el pronombre de objeto acusativo como con el dativo.5 Véase (6a), con un verbo psicológico del tipo de asustar, frente a (6b) y (6c), con los otros tipos de verbos psicológicos, los cuales no permiten la variante transitiva:

(6)a. {la / le} asusté / preocupé / aburrí (a ella).
b. {*la / le} gusté (a ella)
c. {la / *le} temí (a ella)
<desestímense los dialectos laísta y leísta, respectivamente>

No ha de sorprendernos, por consiguiente, que los verbos del tipo de los que incluimos en (6a) puedan suministrar PAdjs no permanentes, con el experimentante de sujeto, como ilustramos en (7a), y PAdjs permanentes, con la causa externa en la función de sujeto, como vemos en el ejemplo (7b):

(7)a. Juan está aburrido < Juan se aburre (a causa de X). [-permanente]
b. {Pedro / el trabajo} es aburrido < {Pedro / el trabajo} aburre (a Y). [+permanente]

El verbo que subyace al PAdj [+permanente] rige un objeto elíptico de referencia genérica. En efecto, cuando decimos un trabajo {cansado / molesto}, nos referimos a un trabajo que cansa o molesta a todo el mundo, a la gente en general. El ejemplo de (8a), con el verbo molestar en la posición del predicado principal, demuestra que su objeto (un pronombre sobreentendido) está sintácticamente "activo" por cuanto que rige un complemento predicativo (despierto):

(8) Este ruido molesta proi incluso despiertoi/*j.

Para que el PAdj pueda desarrollar la variante transitiva y tomar como sujeto el argumento-causa del verbo subyacente, tiene que hacer mención, aun cuando sea implícitamente, del argumento afectado o experimentante. Es este parte esencial de la entrada léxica de todo predicado psicológico, cuya semántica refiere un cambio interno que afecta a un paciente, y no puede en consecuencia eliminarse de la proyección sintáctica del predicado en cuestión. En otras lenguas romances,6 incluido el portugués, tenemos constancia de esta misma variante de PAdj, como ilustramos en (9):

(9) a. un trabajo muy cansado
b. (Port.) um trabalho aborrecido
c. (Cat.) un espectacle molt distret 'un espectáculo muy distraído'

En lugar de denotar el estado del sujeto –como en el caso de la variante no permanente–, el PAdj permanente predica de él una cualidad y se construye con el auxiliar "ser". El adjetivo en este caso puede modificar a un nombre humano o puede constituirse en el predicado de la oración, como mostramos en (10):

(10) a. {ES un hombre / Ese hombre ES}(enormemente) aburrido. (='aburre a la gente / *se aburre')
b. {ES un trabajo / Este trabajo ES} (muy) entretenido.

Otros adjetivos que pueden desarrollar la interpretación transitivo-permanente son: divertido, entretenido, molesto, animado, confuso... si bien,en congruencia con su semántica, el PAdj modifica más frecuentemente a un nombre inanimado (la causa externa o indirecta), como en {ES un trabajo / Este trabajo ES} (muy) cansado. En (11) ofrecemos una lista de PAdjs con sujeto inanimado :

(11) aburrido, animado, agobiado, atormentado, cansado, confuso, comprometido, descansado, desquiciado, distraído, divertido, embrollado, enrollado, entretenido, fastidiado, importuno, inspirado, molesto, jodido, jorobado, liado

En la mayor parte de los casos, cuando se predica de un sujeto humano y denota una cualidad subjetiva mensurable, el PAdj permite el determinante enfático un ((12a)) y puede formar parte de la construcción: el/la Adj de N[-com] que ilustramos en (12b):

(12) a. Es un aburrido / molesto
b. El aburrido / molesto de Juan

No todos los verbos psicológicos con alternancia desarrollan PAdjs transitivo-permanentes en -do y en muchos casos se usa un sufijo distinto, como vemos en (13a). Puede ocurrir, también, que se usen tanto la forma en -do como una forma dotada de otro sufijo, dependiendo del dialecto o, incluso, de la preferencia del hablante, como vemos en (13b). Por último, el adjetivo transitivo en -do puede alternar con un adjetivo provisto de otro sufijo con una diferencia de significado mínima, como mostramos en el ejemplo de (13c):

(13) a.{El trabajo / Juan} es *agotado / agotador; La película es *emocionada / emocionante.
b. Esa situación es muy fastidiada / fastidiosa.
c. Juana es muy animada / animosa.

Lo que nos interesa hacer notar en relación al tema de esta ponencia sobre las causas internas de la variación léxica es que hay dialectos del español, fundamentalmente los americanos, que justamente –y de manera predecible, diríamos– muestran una tendencia a marcar el adjetivo permanente mediante un sufijo distinto de -do: algún tipo de sufijo claramente "activo" o controlador como -dor, -ero, -nte, u -oso.7 La variación dialectal no es, pues, ni errática ni caprichosa. La sustitución del sufijo -do por otro sufijo se da con una de las clases léxicas de los verbos psicológicos –la que veíamos que permitía la variante agentivo-transitiva– pero no con las otras clases. Y dentro de esta clase, sólo con aquellos PAdjs que pueden recibir la interpretación transitivo-permanente. No deberá extrañarnos, pues, leer en Borges que el trabajo es cansador. Lo que no es esperable (y no hay testimonio de ello) es un dialecto en el que se diga: Juan está enfurecidor o Luisa está indignadora por enfurecido e indignada, respectivamente. Y ya sabemos por qué.

Algunos ejemplos de adjetivos que han sustituido la forma heredada con -do por otra más reveladora del contenido semántico que se quiere transmitir aparecen en (14), con mención de la variedad dialectal en la que se dan:8

(14) un esfuerzo cansador (Arg), la propaganda cansante (Esp), un documento [extenso,] aburridor (Méx), una situación fastidiosa (< que fastidia), el molestoso olor (Colombia), el calor molestoso (Perú), una labor muy entretenedora (< que entretiene mucho)

 

4. UN CASO DE PRÉSTAMO MORFOLÓGICO QUE AMPLÍA LOS ESQUEMAS COMPOSITIVOS NATIVOS Y PERMITE NUEVAS LEXICALIZACIONES

El tipo de préstamo que vamos a considerar en este último apartado, el de los compuestos de la forma N+VsufN que consignamos en (15), supone, según el análisis que aparece en Varela y Felíu (VARELA Y FELÍU, 2002), un caso de regularización morfosintáctica y, en este sentido, es una muestra de variación esperable o internamente motivada y no resultado de errores o interferencias ajenas a la lengua española:

(15)Compuestos N+VsufN: euroconversor, radioyente, vasoconstricción, radioaficionado

Dado que estos nuevos compuestos tienen una estructura predicativa, su estudio tiene el interés de que, tratándose, en princpio, de un caso de mero préstamo léxico, involucra a otros aspectos más complejos de la gramática de la lengua, convirtiéndose así en un caso de préstamo estructural (para una distinción entre préstamo léxico y préstamo estructural, cf. THOMASON y KAUFMAN, 1988, entre otros).

Por otra parte, aunque algunos de estos compuestos puedan ser calcos directos del inglés, como es el caso de drogadicto (< drug addict) o de narcotraficante (< drug dealer) (cf. VAL ÁLVARO, 1999, p. 4819), y puedan ser considerados, en consecuencia, préstamos externos, la existencia de formaciones autóctonas y el hecho de que podamos explicar la productividad del nuevo esquema compositivo desde la gramática del español prueban que la adopción de este patrón para los compuestos con núcleo deverbal está internamente motivada:

Me voy a centrar en el tipo de esquema morfológico –tomado en préstamo del inglés– que manifiestan los compuestos del español peninsular que hemos presentado en (15) y que paso ahora a caracterizar de manera más precisa. Por lo pronto, nos encontramos ante tres tipos diferentes de compuestos nominales: nombres de agente e instrumento, como radioyente y euroconversor, nombres de acción, como vasoconstricción, y participios adjetivos (PAdj), como radioaficionado. Todas estas formaciones nominales se apartan del esquema compositivo nativo que, en el caso del nombre de agente / instrumento, presenta el orden VN+N (limpiabotas / sacacorchos) (VARELA, 1989) y, en el caso del nombre de acción y del participio adjetivo, es inexistente.

Los compuestos de este tipo, denominados en la bibliografía especializada "sintéticos", se caracterizan por estar constituidos por un nombre deverbal, que es el núcleo de la construcción, y por un nombre subordinado que se interpreta como el argumento interno del verbo base.

Como es sabido, las palabras complejas tienen una estructura de constituyentes, como la sintaxis, en la que se dan construcciones núcleo(predicado)-complemento y construcciones núcleo(modificado)-modificador. Estas relaciones pueden sustanciarse bien en la sintaxis, bien en el léxico. Así, nos encontramos formaciones paralelas del tipo contador de la luz –donde la relación n(úcleo)-complemento se realiza mediante procedimientos sintácticos– vs. cuentakilómetros –en donde esa misma relación se actualiza en el léxico a través del procedimiento morfológico que denominamos "composición". Igual ocurre con respecto a la relación modificado-modificador: (sint) agua (verdosa / salada...) del mar o boca (grande / municipal...) {de / para} riego vs. (morf) aguamarina o bocacalle.

Ejemplo del primer tipo de relaciones es el de los compuestos sintéticos que nos ocupan. En efecto, todos ellos despliegan una estructura predicativa. Los de carácter agentivo-instrumental muestran, en el español nativo, el mismo orden n+complemento que se da en la sintaxis oracional, pero no la misma forma ya que, en el compuesto sintético, el deverbal no tiene sufijación: escurreplatos vs. escurridor de platos. En cambio, el inglés marca la construcción morfológica con la inversión del orden oracional o sintáctico (complemento+n) pero, en cambio, preserva la forma del deverbal –con sufijación– de la construcción sintáctica: truckdriver vs. driver of trucks.

El nuevo tipo de compuestos que ha surgido recientemente en español sigue la pauta del inglés y supondremos, como hace la mayoría de los autores con respecto a los compuestos sintéticos del inglés, que la estructura acertada es la correspondiente a (16a), (16b) y (16c), para los nombres agentivo-instrumentales, de acción y participios adjetivales, respectivamente:

(16) a. [narco[traficante]] / [euro[conversor]
[vaso[constricción]]; [publi[contratación]]
[radio[aficionado]]; [gasto[adicto]]

Los compuestos con el orden VO sólo dan nombres de agente/ofício o de instrumento/utensilio. El núcleo deverbal señalaal actor de una acción y el nombre-subordinado restringe dicha acción. Los tomados en préstamo del inglés, con el orden OV, aparte de nombrar agentes e instrumentos (euroconversor), dan lugar a otros ods tipos semánticos: nombres de acción (neurotransmisión) y adjetivos (de fácil conversión a nombres) con morfología pasiva (radioaficionado, gastoadicto). En estos últimos (cf. (16c)), el nombre subordinado de la izquierda no es el argumento tema, sino um adjunto que está libre en su interpretación semántica (aerotransportado). También, en el caso del compuesto de acción de (16b), el nombre subrodinado no tiene que ser necesariamente el argumento interno del predicado. Tales construcciones deverbales, además de dar lugar a nombres con herencia de la estructura argumental del verbo subyacente, pueden también generar nombres sin estructura temática o argumental, como en el caso de los nombres de resultado. Así junto a compuestos del tipo de vasoconstricción en el que el primer constituyente es el argumento interno, tenemos otros como telepromoción (= "promoción a través de la TV") donde el N acortado tele(visión) es un adjunto.

Los nuevos compuestos agentivo-instrumentales también difieren de los patrimoniales. Entre los que siguen el orden VNN, no caben deverbales relacionados con verbos intransitivos ni preposicionales, restricción que no opera cuando el orden es el inverso, con el sufijo realizado, como se observa en (17):

(17) *dependedrogas vs.drogodependiente,
*desciende{luso/portugués} vs. lusodescendiente

La gran mayoría de estos compuestos incluye como primer elemento un nombre bisílabo, bien coincidente con un tema grecolatino (foto- 'luz' en fotoprotección; termo- 'calor, temperatura' en termoportador), bien procedente del truncamiento de un sustantivo (televisión > tele en teleadicto; radiodifusión > radio en radioescucha). Una tercera posibilidad es que se trate de un sustantivo bisílabo no truncado del español (vaso en vasodilatación; droga en drogodependiente).9 Como es sabido, la restricción de bisilabicidad se atestigua también en otros patrones compositivos patrimoniales del español, como es el caso de los compuestos con la forma N+A que incluimos en (18):

(18) Compuestos N+A: pelirrojo, cuellicorto, cabizbajo (*cabezabajo), narilargo (*naricilargo)

En Fábregas (FÁBREGAS, 2002) se argumenta que el primer elemento de los compuestos del tipo de pelirrojo debe ajustarse a la palabra prosódica mínima del español, un troqueo silábico, tal como ha sido establecido en distintos estudios de Morfología Prosódica. Este autor interpreta dicha restricción de bisilabicidad como un medio de marcar una relación de dependencia estructural entre un elemento determinado (núcleo) y un elemento determinante (modificador). En concreto, el elemento determinante o modificador presentaría una forma predecible asociada a su función semántica y morfosintáctica.

Por nuestra parte, consideramos que la tendencia a la bisilabicidad del primer elemento que se manifiesta en los compuestos N+VsufN objeto de estudio obedece al mismo requisito funcional enunciado por Fábregas (op.cit.); es decir, se trata de una marca formal cuya función es identificar al elemento subordinado dentro de la relación núcleo-argumento interno. En este patrón compositivo, a la frecuente bisilabicidad del primer elemento se une su tendencia a terminar en la vocal [o], tal como suele ser habitual en numerosos compuestos grecolatinos, que se caracterizan precisamente por presentar el orden subordinado+núcleo. Así pues, los compuestos objeto de estudio cuentan con dos marcas formales para la identificación del elemento subordinado: la tendencia a que dicho constituyente morfológico sea bisílabo y la tendencia a que presente una [o] como vocal final.

En el español actual, tanto en el léxico periodístico y publicitario como en el léxico científico, se manifiesta una tendencia a la adopción del esquema compositivo inglés N+N con núcleo a la derecha, no sólo en el caso de los compuestos sintéticos que nos ocupan, sino también en el de los compuestos llamados "radicales" como los ejemplificados en (19):

(19) Compuestos radicales N+N de núcleo a la derecha: autocine, autoescuela, autorradio, fotomontaje, fotorreportaje, narcosala, narcoterrorista, radionovela, rentaplán, etc.

Parece, pues, que el cambio de orden de los elementos en los compuestos sintéticos en español (lavaplatos pero euroconversor) debe relacionarse con un proceso más general que afecta también a los compuestos radicales y que consiste en incorporar al español el esquema compositivo inglés: elemento subordinado-núcleo. De hecho, algunos autores (CRISMA, 1990, ZAMPARELLI, 1993) han observado que lenguas como el inglés, que presentan el orden N(determinante)+N (determinado) (love poetry) en los sintagmas con N-relacional como determinante, muestran la ordenación N+VsufN en los compuestos nominales (canopener) y las que, como el español, tienen el orden N+Adj relacional (poesía amorosa), presentan los compuestos con el orden VN+N (abrelatas). Es por tanto de esperar que el cambio de orden que observamos en los préstamos españoles del inglés se dé tanto en los compuestos determinante+determinado como en los de complemento-predicado, como corroboran nuestros datos.

Consideramos que el tipo de préstamo léxico que nos ocupa está propiciado por la existencia residual en el léxico español de algunas palabras que conservan el orden sintáctico del latín (OV) y, en consecuencia, defendemos, sobre la base de este caso y de algunos otros del léxico español (cf. la revitalización del compuesto N+A: cuellicorto), que no debe despreciarse la influencia del sustrato en la revitalización de un esquema morfológico aparentemente obsoleto.

En primer lugar, en el caso de los compuestos agentivo-instrumentales, formaciones antiguas como misacantano (cf. la variante cantamisas), cuentadante o terrateniente han podido impulsar creaciones analógicas y, en este sentido, el préstamo considerado se encuadraría entre los procesos de formación de palabras de carácter paradigmático, fuente constante de neologismos en opinión de muchos morfólogos (cf., recientemente, BOOIJ, 2002).

En segundo lugar, hay que recordar que, además de los nombres agentivos mencionados, el léxico español cuenta con otras formaciones verbales que nos han dejado muestras adicionales del orden OV del latín, entre las cuales también hay participios adjetivos: manuscrito, maniatado, manufacturado. Es de interés mencionar asimismo algún dato dialectal. Hay una tendencia constatada a que las formas antiguas sobre el modelo latino, con el deverbal temático en 2ª posición, den expresión morfológica al sufijo agentivo/instrumental para así marcar claramente la relación semántica inherente a esta formación: manicuro > (Col., Méx.) manicur-ista o la sustitución de radioescucha por el más moderno radioyente.

Como tercer factor que potencia la productividad del esquema compositivo N+VsufN mencionaremos los compuestos grecolatinos, en los que con mucha frecuencia el orden de los constituyentes es subordinado-núcleo. Nos referimos tanto a formaciones griegas que han pasado al español a través del latín(hipódromo, piromancia), como a formaciones modernas mixtas, creadas en el ámbito del léxico técnico-científico(hemopatía, pirógeno) o en la lengua general(vinoteca). Este tipo de formaciones grecolatinas comparten con los compuestos N+VsufN objeto de estudio no sólo el orden de sus elementos, sino también ciertas características formales ya mencionadas, como son la tendencia a que el primer constituyente tenga dos sílabas y la tendencia a que este mismo primer constituyente termine en la vocal [o] (cuando se trata de un tema griego).

Vistos los antecedentes históricos que han dejado un remanente de cierta importancia en el léxico español, querríamos ahora pasar a esbozar una explicación tentativa sobre dos cuestiones que nos intrigan: a) ¿Por qué el orden nativo VN+N solo suministra compuestos agentivo/instrumentales y ninguno de los otros nominales (i.e., nombres de acción y PAdjs)?; b) ¿Cuáles son las condiciones que legitiman los compuestos 'prestados' con la estructura N+VsufN ? Comencemos por la 1ª cuestión.

Como es sabido, hay sufijos que ligan o absorben un argumento del predicado y sufijos que simplemente proyectan dichos argumentos. Los sufijos agentivo/instrumentales son del primer tipo; los de acción, como –ción, y el sufijo de pasiva adjetival -do pertenecen al segundo tipo. Los nombres de acción, considerados "transposiciones" (cf. BEARD, 1995) debido precisamente a su proceso derivativo específico (un simple cambio de categoría sin cambio funcional alguno), se caracterizan por heredar todos los argumentos del verbo. En cuanto a los PAdjs, la afijación de -do causa el efecto general de adjetivar la base a la que se adjunta. Según se asume en Varela (VARELA, 2002), cuando el sufijo pasivo -do se añade a la base verbal, desencadena un proceso léxico de naturaleza muy similar al que tiene lugar con las nominalizaciones de evento/resultado. Así, como en el caso del sufijo nominal -ción, el sufijo adjetival -do no asume o absorbe ningún argumento del predicado. No es más que un sufijo que cambia la categoría y que "transparenta" la estructura argumental (EA) del verbo subyacente.

Sostenemos que ambos constituyentes deverbales –el nombre de acción y el adjetivo pasivo- tienen que tener la posibilidad de satisfacer su herencia argumental a lo largo del proceso derivativo. Por tanto, han de ser sintácticamente visibles. Una condición que denominaremos Transparencia de la EA establece que los nombres de acción (vasoconstricción) y los PAdjs (termosoldado) han de situarse obligatoriamente en la posición derecha del compuesto. Obsérvese, en este sentido, que los compuestos que contienen un PAdj pueden seguir proyectando el agente fuera del compuesto: termosoldado por especialistas. Lo mismo rige en el caso de los nominales de acción con respecto al argumento interno: telepromoción de juguetes para niños. En otras palabras, el núcleo deverbal de los compuestos de acción y pasivos está aún sintácticamente activo.

En cambio, los nombres agentivos no están sujetos a esta condición dado que su EA está plenamente legitimada en la sintaxis léxica o sintaxis interna de la palabra compuesta. De ahí que, fuera de la construcción léxica, no puedan proyectar ni siquiera adjuntos no-argumentales: *lavaplatos mediante calor; *limpiabotas con betún.

La respuesta a la segunda cuestión, esto es, qué condiciones son las que legitiman la formación de los nuevos compuestos, descansa en la hipótesis de que la extensión en español del esquema N+VsufN está estrechamente relacionada con la manifestación explícita de un sufijo, sea este el agentivo/instrumental, el de acción o el pasivo. Con objeto de explicar por qué en unos compuestos agentivos el elemento subordinado se adjunta a la izquierda del constituyente núcleo –contrariamente a lo que esperaríamos en una lengua VO como el español–, postulamos una segunda condición, no universal, a la que denominamos Visibilidad del sufijo. Según esta condición, el sufijo que recibe expresión fonológica y es portador de la marca de palabra (HARRIS, 1991, PIERA, 1995) ha de ser visible y en consecuencia tiene que aparecer en el margen externo de la pieza léxica. Dicha condición impone el patrón inglés a los nombres agentivo/instrumentals sólo cuando llevan un sufijo explícito. Si el nombre compuesto en cuestión está dotado de sufijo cero (ø), entonces el orden es el esperado, esto es, Vsufø+N: euroconversor no *conversoreuros; radioyente no *oyenterradios; aerodifusor no *difusoraire.

Es de observar también que en los raros casos en que los compuestos españoles con el orden VN+N aparecen dotados de sufijo, éste –de acuerdo con la 2ª condición estipulada– ha de proyectarse necesariamente sobre la totalidad del compuesto final. Es decir, lo que obtenemos en este caso son compuestos con derivación externa como paracaid-ista, paragü-ero, sacamol-ero, picapedr-ero, etc.

En conclusión, hemos comprobado que la adopción del esquema compositivo N+VsufN que se atestigua en el español peninsular, pese a tener una indudable influencia del inglés, está internamente motivada, por lo que el proceso no debe ser considerado un mero calco. En concreto, hemos enunciado dos condiciones estructurales, una de carácter morfosintáctico y otra de carácter morfofonológico que regulan el préstamo en cuestión. Asimismo, hemos señalado ciertos condicionamientos internos que coadyuvan al éxito de este patrón compositivo, que tienen que ver con la creciente presencia en español de los compuestos N+N de núcleo a la derecha, el sustrato y la composición grecolatina. Quisiéramos destacar, por último, una motivación de tipo funcional que sin duda subyace a la implantación de estas formaciones, dado que el nuevo esquema permite condensar mayor número de significados al abrir nuevas posibilidades léxicas –significativamente, la formación de compuestos de acción– que no existían hasta ahora en español.

 

5. CONCLUSIONES

Los tres casos tratados en esta ponencia (verbos transitivos que se hacen intransitivos y viceversa, variantes sufijales de los participios adjetivos y extensión de nuevos esquemas compositivos) nos han permitido mostrar que la gramática de la lengua está detrás de los cambios –históricos, dialectales o inducidos por contacto con otras lenguas– regulándolos y prediciendo sus resultados. Asimismo, concretamente en lo que respecta al cambio morfoléxico, aparte de las motivaciones formales, muy posiblemente operen también razones de tipo funcional. Todo ello nos lleva a sostener que los estudios de carácter normativo o prescriptivo no han de reducirse a simples nóminas de casos aberrantes, surgidos aparentemente por mero capricho o desidia de los hablantes, sino que deben tratarse de explicar acudiendo a la gramática, la sintaxis principalmente, pero también la fonología y la morfología.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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1 "El empleo transitivo del verbo entrar, que implica además un cambio semántico ('entrar' > 'introducir, meter') es algo normal, a lo que se me alcanza, en todo Aragón, en las comarcas orientales de Castilla la Vieja y de Castilla la Nueva, en Murcia, en Andalucía, en Extremadura y en el castellano de Levante. En todas las regiones se usa entrar como sinónimo de meter, introducir, y así se dice entrar la leña en el corral, entrar el coche en la cochera, entrar las vacas en el establo, etc., construcciones de carácter vulgar y totalmente ilícitas, porque entrar es un verbo de movimiento, y como tal es, por su propia naturaleza, necesariamente intransitivo, y no puede ser complementado por un objeto directo" (LLORENTE MALDONADO, op.cit., p. 31-32).
2 "...el empleo de regresar con valor transitivo y el significado de 'devolver' se está extendiendo, también, entre los hablantes metropolitanos, incluso con el significado factitivo de 'hacer regresar'... (LLORENTE MALDONADO, op.cit., p. 16-17).
3 La forma resecado no es un contraejemplo porque el prefijo se añade al verbo subyacente y, en consecuencia, resecado corresponde al participio del verbo resecar. Así el análisis es: [[re-seca]do] y no *[re[seca-do]]. Que el re- intensivo se agrega al PAdj trunco está claro en los dobletes: re-limpio vs. *re-limpiado o re-contento vs. *re-contentado.
4 Los tipos son tres: (a) clase de temer: Experimentante (sujeto) / Tema (Objeto Directo) y de uso sólo transitivo. Este tipo no da PAdjs estativos (*Ese hombre está temido), sólo participios verbales (Ese hombre es muy temido (por todo el mundo)). Para formar el adjetivo correspondiente, que se predica del Experimentante, acudimos a otros sufijos distintos de -do: temer-oso, ansi-oso, envidi-oso, desprecia-t-ivo, aprecia-t-ivo, evoca-dor; (b) clase de agradar, repugnar: Tema (sujeto) / Experimentante (Objeto Indirecto). Los verbos de esta clase no muestran alternancia y no dan PAdjs. Para adjetivarse, sólo admiten como sujeto al Tema y toman sufijos distintos de -do: agrada-ble, repugna-nte, importa-nte, place-ntero, gust(a)-oso; (c) clase de preocupar / asustar: Causa / Experimentante. Los verbos de esta clase alternan entre una construcción transitiva y otra intransitiva y algunos de ellos dan dos tipos de PAdjs en -do, como mostraremos en el texto principal.
5 Igualmente, en italiano, con los verbos del tipo de preoccupare, el argumento objeto aparece en acusativo: Questo preoccupa Gianni 'Esto preocupa (a) G.'. En cambio, con los verbos del tipo de piacere, el objeto aparece en dativo: Questo piace a Gianni 'Esto (le) gusta a G.' (cf. BELLETI Y RIZZI, 1988).
6 Entre las lenguas romances, el italiano y el francés no tienen muestras de construcciones transitivas con el sufijo pasivo. La razón quizá podría estar en que estas dos lenguas son las únicas, entre las romances, que han conservado de manera productiva y regular el participio de presente en -nt(e) del latín y así ésta es también la forma elegida para transmitir la variante transitiva de los adjetivos psicológicos:
(i) <Fr.> une nouvelle touchantPRESPART le terrorisme 'una noticia {tocante / que concierne} al terrorismo'; une surprise touchanteADJ 'una sorpresa conmovedora'. (ii) <It.> le norme riguardantiPRESPART questo caso 'las normas que conciernen a este caso'; {un film / un compagno} entusiasmanteADJ 'una película / un compañero que entusiasma'.
7 En antiguas formaciones nominales en -do, hay también constancia de la sustitución del sufijo cuando la construcción tenía un uso "transitivo": acompañado > acompañante, heredado > heredero, conspirado > conspirador (SALVÁ, 1988, p. 409).
8 Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el sufijo -dor que aparece ocasionalmente con estas bases verbales de tipo psicológico no tiene carácter agentivo –contrariamente a lo que es usual (gobernador = "el que gobierna"; fumador = "el que fuma"...)– sino que semánticamente se alinea con su alomorfo: el sufijo de "paciente" -do. Así, no absorbe el argumento externo del predicado, como se supone que hacen las nominalizaciones agentivas en -dor, y, en consecuencia, no permite la aparición del argumento interno del predicado de la base. En una palabra, el sufijo -dor que encontramos con adjetivos psicológicos se diferencia crucialmente del sufijo -dor de agente/instrumento que se aplica en el caso de los verbos transitivo-agentivos. Compárense, en este sentido: trabajo {aburri-dor / cansa-dor} (*de personas) vs. cobra-dorAG de impuestos; seca-dorINSTR de pelo.
9 La bisilabicidad del primer miembro del compuesto no es, sin embargo, obligatoria, ya que se documentan algunas formaciones en las que este elemento es trisílabo (farmacodependiente, hispanohablante, derechohabiente) e incluso tetrasílabo (castellanohablante, insulinodependiente).