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An. 2. Congr. Bras. Hispanistas Out. 2002

 

Lazarillo de Tormes y Mi tío Atahualpa de Paulo Carvalho-Neto: la justicia irónica en la picaresca

 

 

Robert L. Fiore

University of Arizona

 

 

Una miríada de críticos ha intentado definir la picaresca, tanto la española como la hispanoamericana, como novela, género, mito y explicar su estructura, modo, y forma autobiográfica. Pero, a pesar de sus esfuerzos, la picaresca, tanto la española como la hispanoamericana y el prototipo, Lazarillo siguen llamando la atención de los críticos.1 Se ha publicado más de 600 artículos y libros sobre el Lazarillo en el siglo XX. Mi ponencia, influida por muchos ilustres críticos, trata del punto de vista metafísico y las observaciones del plan y de la justicia de Dios en dos novelas picarescas: los Grandes Secretos de Dios en Lazarillo de Tormes y la visión del Apocalipsis en Mi tío Atahualpa de Paulo Carvalho-Neto, un brasileño que vivió en el Ecuador.2

Un estudio sobre los narradores/protagonistas Lázaro y Atahualpa ilustrará cómo las observaciones del histor,3 las experiencias de los protagonistas, y el uso de los narradores del discurso se combinan a presentar las posturas metafísica y éticas de del escepticismo filosófico. Explicará cómo Mi tío Atahualpa con su narrador, protagonista, y narratorio polifacéticos es ejemplo de una variante de la picaresca en técnica, contenido y punto de vista metafísico.

El libro, The Political Unconscious del crítico Frederic Jameson puede servir como un catalizador para estudiar la filosofía escéptica y la ideología ética en estas novelas. A mi parecer Jameson tiene razón cuando dice que la ideología de una época tiene que ver con ''the act and production of symbolic and narrative form''(JAMESON, 1991, p. 76) y ''antagonistic collective discouses of social classes" (JAMESON, 1991, p. 79). En este caso las novelas picarescas de dos períodos históricos dan forma estética a la filosofía escéptica, parte de la Subconciencia Política de dos épocas. Una breve discusión del ambiente intelectual y cultural de la España del siglo XVI y del resurgimiento del escepticismo puede ayudarnos a entender cómo y por qué Lázaro y Atahualpa asimilan una actitud escéptica.

Durante la época de la Reforma el secularismo y el continuo cuestionamiento de la doctrina religiosa penetraron la ortodoxia de España. Y uno de los resultados de la crisis intelectual que siguió fue el resurgimiento del escepticismo, como la primera línea de defensa del catolicismo español contra la Reforma, siendo el escolasticismo la segunda. El rechazo de Lutero del criterio de la Iglesia Católica a favor de uno nuevo estimuló un debate semejante al de Sextus Empiricus. Preguntas incluidas en el debate fueron: ¿Cómo se puede justificar la base del conocimiento? ¿Sobre cuál criterio se basa el conocimiento? Erasmo, en su Elogio a la locura, condenó la búsqueda en sí de un criterio, diciendo que los asuntos humanos son tan obscuros y variados que no se puede saber nada a ciencia cierta. Para Erasmo y algunos de sus discípulos la subestructura de la creencia esencial era demasiado compleja para ser juzgada. Por eso creían, según Henry Popkin, que era más fácil adoptar una actitud escéptica, aceptar la antigua sabiduría de la Iglesia Católica, y adoptar una piedad no teológica (POPKIN, 1971, p. 1-41). En Lazarillo de Tormes, el personaje que sufre experiencias asimila una actitud semejante a la de Erasmo y los escépticos filosóficos en que no admite ninguna verdad y se abstiene de juzgar. La novela presenta una pseudoautobiografía mimética en la cual el protagonista/narrador es más que un personaje que sufre variadas experiencias, o un marginado; es también un histor, o sea un observador/investigador. En algunas partes de la obra (por ejemplo, el prólogo), se da énfasis al papel del narrador, mientras en otras, se acentúa el del personaje y sus experiencias (por ejemplo, el primer tratado) o el del histor, del observador (por ejemplo, el quinto tratado). En el prólogo parece que Vuestra Merced ha escrito una carta a Lázaro, adulto pidiendo una explicación sobre el caso, el ménage à trois entre Lázaro, su mujer y el Arcipreste: ''Y pues Vuestra Merced escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso, me pareció no tomarlo por medio sino del principio porque se tenga entera noticia de mi persona...'' (LAZARILLO, 2000, p. 4). Vuestra Merced aquí es destinatario; parece que ha pedido que Lázaro explicara el ''caso'' que se refiere al consentimiento (ménage à trois) del tratado séptimo. La respuesta a la carta de Vuestra Merced es, en efecto, la novela, la relación epistolaria que sigue el prólogo. El tercer tratado es importante por las observaciones agudas del histor, los pensamientos más íntimos del protagonista, y el punto de vista metafísico del narrador. Como observa Guillén, aquí hay un rallentamento del tiempo que intensifica el sufrimiento de Lazarillo.4 A mi parecer, también permite unas observaciones detalladas del histor, y unos pensamientos íntimos del protagonista. Algunos soliloquios o monólogos interiores de este tratado ofrecen un indicio del pensamiento metafísico del protagonista/narrador y su postura escéptica enterrados en el texto. Lazarillo observa el comportamiento pretencioso del escudero y ofrece sus pensamientos escépticos sobre el plan y la justicia de Dios cuando dice:

¡Bendito seáis Vos, Señor...que dais la enfermedad y ponéis el remedio! ¿Quién encontrará a aquel mi señor que no piense, según él contento de sí lleva, haber anoche bien cenado y dormido en buena cama y aun ahora es de mañana, no le cuenten por muy bien almorzado? ¡Grandes secretos son, Señor, los que Vos hacéis y las gentes ignoran! (LAZARILLO, 2000, p. 40)

En cuanto al pensamiento metafísico se ve que el protagonista no comprende el plan de Dios sus grandes secretos que permiten el sufrimiento y el engaño en su mundo. Desde el punto de vista del escepticismo no se puede saber nada con seguridad, ni mucho menos los grandes secretos de Dios.

En el último tratado el silencio y la disimulación muestran que Lázaro, el protagonista adulto es un conformista social cuyos sentimientos, emociones, y juicios morales son mayormente encubiertos con el silencio. La fusión del discurso con el silencio, da una representación irónica de la historia del así llamado éxito de Lázaro y su actitud escéptica. Cuando Lázaro dice: "...quiso Dios alumbrarme y ponerme en camino y manera provechosa" (LAZARILLO, p. 63)parece que está contento con haber llegado a buen puerto. Sin embargo, para mantener su arreglo matrimonial y la paz en su casa, tiene que acallar las malas lenguas. En cuanto al caso, el ménage à trois, Lázaro ha guardado el silencio hasta el tiempo presente de la narración: ''Hasta el día de hoy nunca nadie nos oyó sobre el caso...'' (LAZARILLO, p. 65). Tanto el lenguaje como el silencio enmascaran su exposición del caso, su versión de la realidad. Al final de la obra Lázaro está tan inseguro y ansioso como lo estuvo al principio porque su matrimonio, la base de su "éxito" cae bajo el dominio de la fortuna. La fortuna, que desempeña un papel importante por toda la novela, forma parte de la filosofía que Lázaro desarrolla en la narración. Esta filosofía es escéptica en que no se admiten certidumbres en el mundo, ni un criterio por medio del cual se pueda juzgar, excepto la fortuna. En el séptimo tratado la fortuna forma parte de sus juicios, de su actitud escéptica, de su abstención de juzgar, y de su espíritu de compromiso y conciliación.5

Al final, se ve que su actitud hacia la sociedad y la ética es semejante al escéptico filosófico que rechaza la existencia de la certidumbre y mantiene, así que la validez objetiva es indemostrable. Puesto que según este punto de vista, es imposible acertar la verdad o la certeza, Lázaro acepta como regla del comportamiento la suspensión de juzgar cuestiones que contienen evidencia conflictiva. En el mismo prólogo se puede ver la suspensión del juicio. Cuando dice el narrador: "confesando yo no ser más santo que mis vecinos" (4), implica tanto una paridad con sus amos como una abstención de juzgar. Lo que es válido para su postura ética, también se aplica a sus valores sociales. En sus asuntos prácticos, por ejemplo, el matrimonio y su trabajo se entrega a sí mismo a las costumbres de la sociedad con una tranquilidad pasiva. Según la escuela pirrónica, la renuncia de juzgar, con su adhesión concomitante a las reglas sociales debe llevar consigo la tranquilidad del alma. Sin embargo al final la única manera en que Lázaro puede conseguir la paz es imponer el silencio acallar las malas lenguas.

En cuanto al traslado a ultramar de la picaresca española, recordemos lo que Pablos dice al final del Buscón: "...determiné, consultándolo primero con la Grajal, de pasarme a Indias con ella, a ver si, mudando mundo y tierra, mejoraría mi suerte. Y fueme peor como v.m. verá en la segunda parte" (QUEVEDO, 2000, p. 308). Han pasado algunos pícaros de verdad a las Indias; y también la picaresca literaria ha renacido y sigue floreciendo en las Américas. Hoy por el límite de tiempo voy a mencionar brevemente una variación de la técnica picaresca y el punto de vista metafísico de una novela hispanoamericana.

En Mi tío Atahualpa, publicado en 1972, el papel de Vuestra Merced en el Lazarillo se hace más complicado con la fragmentación del narrador. El discurso epistolario del Lazarillo se convierte en una novela híbrida, que es picaresca y testimonial.6 La técnica picaresca aquí es muy interesante y creativa. Por una parte, el sobrino es narrador, y por otra, es un histor omnisciente. O sea, la novela es contada en primera persona por un narrador que es testigo de su propio relato. Atahualpa-sobrino narra las aventuras y adversidades de la vida del tío en primera persona como si fuera testigo ocular. Las narra a un receptor semejante a Vuestra Merced del Lazarillo, a veces llamado Usted, a veces, Buen Amigo y añade su comentario sobre todo tipo de temas.

Mi tío Atahualpa ofrece una visión satírica y escéptica de la clase blanca dominante en el Ecuador desde el punto de vista de un indio, el sobrino. La historia es del tío Atahualpa, indio pendejo, como dice el narrador, que trabaja de sirviente en una decadente embajada occidental de Quito. Allí ve todo tipo de sucesos del mundo blanco, habitado por unas figuras caricaturizadas, hasta que muere envenenado, por accidente. Tío Atahualpa toma una copa de whisky que la mujer del embajador había preparado para su marido, y muere envenenado. Es reemplazado por su sobrino, también llamado Atahualpa. Comienza la obra así:

Yo casi fui un indio pendejo como mi tío. Perdonando la palabra, Ud., sí mi Buen Amigo, sabe lo que es un indio pendejo ¿no? D'esos indio' del medio. O sea que ni indio, ni blanco, ni cholo, ni negro, ni serrano, ni costeño, ni montubio, ni ecuatoriano, ni extranjero, ni na'a. Indio pendejo, pue. Indio qu'está a la vista 'e to'a la gente y nadie lo ve, qu'está mismito en las calles to'os los días, caminando pa' allá pa' acá, buscando trabajo en las puerta' 'e casa 'e gente rica, de jardinero, de mensajero, cuidandero 'e perros, salonero, casero, criandero 'e niños, de to'a clase 'e trabajo. Chofer. El Ecuador está llenito 'e indio pendejo. D'esa clase d'indio que no es na'a. (CARVALHO-NETO, 1972, p. 3)

Siguiendo el rumbo del Buscón, Mi tío Atahualpa ofrece una fuerte sátira en la cual se destaca la obscenidad, la violencia y la ironía. Un apartado ilustrativo es el pasaje de los supositorios. El embajador decadentísimo, quien es autor de la ridícula Historia Universal que incluye una historia pretenciosa de los incas, se encuentra enfermo, y le pide a su sirviente, Atahualpa, al que llama Gregory, que le ponga un supositorio. Para el tío y el narrador, la introducción anal es un reflejo del carácter moral pervertido del Embajador. El narrador sobrino nos presenta un cuadro escatológico del Embajador como si fuera testigo ocular. Hablando de supositorios, dice:

Es que mi tío le ponía ¿pues no? Porque estos señore' cuando se sienten mal se ponen estas cosá. Na'a de píldoras para la fiebre, ni hierba, ni na'a. Se introduce este palito por ahí. Y el saco 'e mierda ese de Embajador no se lo ponía a sí mismo, sino que llamaba a mi tío pa hace'lo...Lo echaba boca abajo, le abría las piernas y con el dedo le hacía la operación. (CARVALHO-NETO, 1972, p. 38-9)

Este episodio no sólo critica a la clase dominante, también le permite al tío vengarse del Embajador e identificarse con el indio que ha sido oprimido y explotado en la historia. El sobrino como narrador e histor omnisciente ofrece una visión gráfica y los pensamientos íntimos y la rabia del tío, cuando dice:

Mi tío sacó la cajita 'e supositorio' de un cajoncito del sofá-cama y le puso el primero con rabia, pensando "Éste por la Historia Universal".
--¿Ya está?--preguntó el Embajador
--Espérese--dijo mi tío. Y le puso un segundo supositorio, con más rabia, pensando: "Éste por los Inca'".
--Gregorito ¿qué haces?
Cogió un tercero supositorio, bien grandote. Al embajador ya le falta el aire:
--Gregorito, me duele.
--Aguante lo más que pueda.
Y le metió este tercero, corchándolo bien con mucho voleo de dedo y una rabia de mil años, pensando: "Y éste por to'os los indios que se mueren de hambre".
--Ayyyy, uihhh, ¡Sácalo! ¡Sácalo!
Y se sacó su dedo, todo ensuacia'o. Dijo:
--Mierda.
Sí era mierda de verdad, pue. Se acordó de Don Simón, el curandero, que vivía 'iciendo mierda por cualquier cosa. Y quedó confundido, porque no quería parecerse a Don Simón. La ''mierda'' que dijo fue con un sentido diferente. (CARVALHO-NETO, 1972, p. 39-40)

Este pasaje muestra bien una imagen del indio que no sufre pasiva y resignadamente, que no se adapta fácilmente a la realidad contemporánea de Latinoamérica. Aunque sigue explotado y oprimido Atahualpa es un indio vivido, un pícaro que engaña y se burla de sus amos.

Para terminar, el punto de vista metafísico de esta novela aparece en una solemne visión del Apocalipsis que tiene el narrador/histor. Se trata de una parodia del Apocalipsis de San Juan en la cual aparecen el diablo, el patrón Santiago y estudiantes, indios y Negros. En el momento más desesperado en la vida del narrador relata un sueño titulado: "De como el Diantre dio batalla al Arcángel San Miguel rompiéndole su espada 'e acero" El subtítulo es interesante; "Relación minuciosa de un enfrentamiento entre el Bien y el Mal del cual fui personal testigo, terminando con la victoria del Mal y la derrota del Bien, quien salió corrido pero prometiendo volver" (CARVALHO-NETO, 1972, p. 189). La segunda parte de la visión termina con la derrota del Dragón y sus aliados. Jesús llama al Arcángel San Miguel y le da órdenes de matar al dragón, diciéndole: ''No seas pendejo''...''No seas pendejo, mi Arcángel...¡A la lucha, carajo''! (CARVALHO-NETO, 1972, p. 272). Y el Arcángel San Miguel, acompañado de indios, estudiantes, negros y páramos luchan contra el Diantre, quien dice en verso: ''Mi gente toda/ Estamos jodidos/ El pueblo se ha despert'ao/ Vamos todos a irnos''. (CARVALHO-NETO, 1972, p. 272) El narrador describe la victoria: ''Y Miguelito el Arcángel le clavó la lanza derecho al corazón... Se oyó un estampido muy fuerte –''¡paaaf!''–y se abrió un enorme agujero en el medio 'e Quito. El Diantre echando su canto: ''Mi gente toda, estamos jodidos...'' (CARVALHO-NETO, 1972, p. 272-73). ''El Ecuador quedó pobre pobre pobre pobre, como lo era antes, bastantísimos tiempos antes. Se fueron esos malos pa' nunca más volver a molestar. Entonces los indios salieron 'e su choza, ese día, y ya no se emborracharon" (CARVALHO-NETO, 1972, p. 274). Aquí la victoria del indio se reduce al Ecuador. En conclusión, las observaciones del histor en las dos novelas picarescas,7 las experiencias de los protagonistas y el discurso de los narradores se combinan a presentar la justicia irónica y las posturas metafísica y éticas del escepticismo filosófico.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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JAMESON, Frederic. The Political Unconscious. Ithaca, New York: Cornell University Press, 1991. 305 p.

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1 En efecto los estudios de ilustres maestros como Guillén, Lázaro Carreter, García de la Concha, y otros han estimulado la investigación de elementos elusivos de esta obra enigmática. Para una variedad de interpretaciones sobre el Lazarillo, véase CLAUDIO GUILLÉN, "Los silencios de Lázaro de Tormes, p. 66-108 y Múltiples moradas, p. 177-233; un tomo dedicado al Lazarillo, Crítica Hispánica, ed. ROBERT L. FIORE, p. 5-150. Para estudios modernos sobre la picaresca véase FERNANDO CABO ASEGUINOLAZA, El concepto de género y la literatura picaresca, y PETER N. DUNN, Spanish Picaresque Fiction: Story and History.
2 Paulo de Carvalho-Neto nació en Simão-Dias, Sergipe, Brasil y recibió su doctorado en letras de la Universidade de São Paulo 1971. Mi tío Atahualpa, publicado 1972 en México: Siglo XXI , fue finalista para el Premio Barral de Novela de España, 1972. NAGY-ZEKMI, KIMBERLY, GONZÁLEZ, y RABASSA han publicado estudios sobre la novela que aparecen en la bibliografía.
3 ''The histor is the narrator as inquirer, constructing a narrative on the basis of such evidence as he has been able to accumulate''. ROBERT SCHOLES y ROBERT KELLOGG, Nature of Narrative, p. 266-72.
4 Véase CLAUDIO GUILLÉN, ''La disposición temporal del Lazarillo de Tormes,'' Hispanic Review 25 (1957), 264–79; ROBERT L. FIORE, Lazarillo de Tormes, Boston, MA: Twayne, (1984), 91-98.
5 En el prólogo establece el narrador la importancia de la fortuna cuando habla de los que heredaron nobles estados y dice: "cuán poco se les debe, pues fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que siéndoles contraria con fuerza y maña remando salieron a buen puerto" (LAZARILLO, p.4). La fortuna, que desempeña un papel importante por toda la novela, forma parte de la filosofía que Lázaro desarrolla en la narración. Esta filosofía es escéptica en que no se admiten certidumbres en el mundo, ni un criterio por medio del cual se pueda juzgar, excepto la fortuna. En el séptimo tratado la fortuna forma parte de sus juicios, de su actitud escéptica, de su abstención de juzgar, y de su espíritu de compromiso y conciliación. El Lázaro del último tratado se convierte en un escéptico cínico, que, para sobrevivir mantiene el silencio y se pone la misma máscara hipócrita de la sociedad que el histor previamente había observado.
6 Según John Beverley la novela testimonial es relatada en primera persona gramatical por un narrador que es a la vez el protagonista o el testigo de su propio cuento, "Anatomía del testimonio," (BEVERLEY, 1987 p. 9).
7 Robert Alter tiene razón cuando habla de la variedad del género picaresco: ''The picaresque novel is not simply a long-finished episode in Western literature but rather a permanent addition to the storehouse of literary resources, capable of regenerating and transforming itself in a surprising variety of new environments ''. Rogue's Progress: Studies in the Picaresque Novel, p.1.