Services
An. 2. Congr. Bras. Hispanistas Oct. 2002
La influencia de obras literarias en la vida de Ernesto ''Che'' Guevara
Fermín José Sueiro
PUC-MG
El venezolano Bolívar (1783-1830), comienza con el Discurso de Angostura (15/02/1819) a plantear ideas y pensamientos sobre la integración de América. Por medio de este Discurso toma la posesión de la tierra de nacimiento de tantos americanos. Bolívar compara América al gran Imperio Romano, reflexionando sobre él mismo, comparándolo a una voluminosa masa, que cuando cayó, cada desmembración formó una nación independiente conforme a su situación geográfica y sus intereses, pero con la diferencia de que aquellos miembros volvían a restablecer sus primeras asociaciones. En el caso de América no conservamos los vestigios de los tiempos anteriores a la conquista española. No somos europeos, no somos aborígenes, sino una especie media entre los dos.
José Martí (1853-1895), pensador y libertador cubano, luchó a lo largo de su vida por la libertad de su país y también, como manifiesta Bolívar por la integración de América.
Martí lucha contra el coloniaje español en su último bastión, las Antillas; pero enfrenta también al colonialismo que va ocupar el lugar dejado por España. Martí sufre la influencia del escritor Rubén Darío (1867-1916), en su exilio, recorre México y Estados Unidos, quedándose asombrado por el desarrollo económico de este país.
Martí muere en batalla y le impide ver lo que prevé sobre los Estados Unidos publicado en su ensayo llamado Nuestra América.
En Nuestra América (1891) Martí hace referencia a la amenaza expansionista de los Estados Unidos tratándolos como ''el gigante que lleva siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima..., engullendo mundos''. (ZEA, 1993, p.121)
Martí hace referencia a la abstención de luchas de razas. Propone que la forma de gobernar América sea una forma autóctona sin mirar a los gobernantes europeos, creando métodos e instituciones nacidas en el mismo país, donde el hombre se conoce, ejerce, y disfrutan todos de la abundancia de la Naturaleza. El gobierno ha de nacer del país al igual que el espíritu. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales de cada país.
En el libro Ariel, de José Enrique Rodó (1871-1971) el pensamiento latinoamericano inicia un nuevo enfoque de la realidad de este tópico. Declara que los Estados Unidos al finalizar el siglo XIX, se lanzan a ocupar el vacío de poder dejado por España. El libro de Rodó aparece al nacer el siglo XX, estimulado por la expansión de Estados Unidos, que se inicia con la guerra contra España, reforzando la teoría expuesta por Martí.
Martí propone en su obra que las ''trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras'' (ZEA, 1993, p.121). Esta pequeña frase fue leída varias veces por aquellos que aman la libertad de su pueblo en contra de cualquier dominación, interna o externa.
Martí también escribe que debería realizarse una revolución con características humanas '' todo hombre verdadero debe sentir en la mejilla el golpe dado a cualquier mejilla de hombre'' (ZEA, 1993, p.121) y cada vez que una potencia imperial avasalla un territorio les está dando una bofetada a todos los habitantes de ese territorio.
Estas obras servirán como base para la lucha del pueblo cubano, con el ''Che'' Guevara, contra el coloniaje estadounidense casi sesenta años después.
El 14 de junio de 1928 nace en Rosario, República Argentina, Ernesto Guevara de la Serna. Viviendo en Buenos Aires, en su primer año de vida, sufre un ataque de asma, enfermedad que marca su vida. Se transformó en un niño que no frecuentó la escuela debido a su enfermedad, viéndose obligado a confinarse en su casa y ser alfabetizado por su propia madre. Pasó a ser un chico dedicado a la lectura tanto es que en la biblioteca de su casa existían libros de autores clásicos de la lectura universal, de historia, de filosofía, psicología, arte, aventuras, algunos en francés, lengua que le enseñaba su madre. También existían obras de Marx, Engels y Lenín los cuales fueron leídos en su adolescencia.
Guevara, argentino, asmático, realiza su primer viaje por América, de una forma humilde y con el ánimo de conocer sus países.
Tanto es, que, el 24 de marzo llega a Tagna en Perú, hace referencia a la pobreza de la región y cita entre sus notas las palabras de José Martí ''yo quiero unir mi destino al destino de los pobres del mundo'' (VANDEPITTE, MARC). En este viaje conoce al doctor Hugo Presce, director del programa nacional de lepra en Perú, encuentro que marcará su vida cuando se gradúe como médico en la Universidad de Buenos Aires.
Como un profundo conocedor de la realidad de América de los años '50 observa la falta de resolución, la timidez revolucionaria, la contemporización, la falta de una identidad propia de cada país, el afán de evitar situaciones conflictivas, la indefinición en los cambios de fondo, la no-extirpación radical de los tumores de la sociedad provocados en el cuerpo enfermo de los pueblos ''de cadena'' – hoy se los conoce por países del Tercer Mundo-, el tibio reformismo de los partidos electoralistas, piensa que es una mera aspirina que sueña con detener el cáncer. Para Guevara lo más importante es impugnar el sistema mismo, embestir contra él, minarlo hasta provocar su derrumbe total.
En su afán de ayuda al prójimo, con diploma y medalla de honor de médico, decide marcharse a Venezuela, tierra de Bolívar, para trabajar en un leprosario, pero no desea ese entierro en vida sin antes permitirse la contemplación de las maravillas de las viejas civilizaciones americanas. En este viaje de conocimiento de la América antigua, se forma un grupo de seis argentinos con el mismo interés y es cuando se aparta de Venezuela y del leprosario donde trabajó, tomando contacto en Guayaquil con los primeros movimientos populares contra los gobiernos populacheros y demagogos.
Así, recorre Centroamérica, conociendo Panamá, Costa Rica, Guatemala, El Salvador. De forma casual en un café de San José de Costa Rica, conoce a un grupo de cubanos exiliados del régimen Batista. Fue donde oyó por primera vez hablar de una fecha y un lugar que hoy es histórico en Hispanoamérica: 26 de Julio y Cuartel Moncada. Guevara ha tropezado con su destino y su ideal de lucha.
Al escuchar el relato de los cubanos sobre Moncada, Guevara con su implacable ironía porteña les dice: ''bueno, muchachos, ahora que terminaron con lo de Moncada, cuéntense una de cowboys'' (SELSER, 1984, p.15).
Guevara era fanfarrón como la gran mayoría de los porteños y no conocía la larga tradición de lucha de los cubanos, primero en procura de su independencia nacional con Martí y después contra la serie de los Estrada Palma, los Gómez, los Machados y los Batistas que rigieron los destinos de la patria como guardias pretores del Imperio.
Entre 1954 y 1956 escribe una serie de cartas a su familia de Buenos Aires donde reconoce ser un lector acérrimo y un estudioso del Marxismo, ''no tengo mucho que decir sobre mi vida, dado que la he pasado siendo médico y leyendo libros. Pienso que cuando deje este lugar tendré una valija llena de preguntas sobre economía...'' (VANDEPITTE, MARC). Esta es una época donde Guevara busca con todas sus fuerzas tratar entender, reflexionar y luchar por la pobreza de sus semejantes lamentablemente a través del modelo de lucha del marxismo-leninismo
''... al tiempo que habré olvidado como tomar el pulso a una persona. Parece que mi camino lentamente se aleja de la clínica médica pero no tan lejos para no hacerme desear estar en un hospital. San Carlos (Carlos Marx) ha ganado un partidario dedicado. Estoy ocupado cambiando el orden de mis estudios, acostumbraba a abocarme a los estudios de la medicina lo mejor posible y ocupaba mi tiempo libre en San Carlos, sin un empeño real. La nueva etapa de mi vida demanda que cambie ese orden, ahora San Carlos es lo más importante'' (VANDEPITTE, MARC).
En esta época comienza la primera revolución centroamericana, la cual tiene lugar en Guatemala, conocido como el Guatemalazo. Con Centroamérica en efervescencia ante la intervención de los Estados Unidos, se crean las bases de la C.I.A. que entrena mercenarios en todo el Caribe a cambio de una suculenta cantidad de dólares. Con el Guatemalazo, Guevara se ve obligado a retirarse de Guatemala, ayudado por el representante de negocios de Argentina en ese país, Nicasio Sánchez Toranzo, se dirigió a México, porque circulaba un rumor de que un grupo de acción organizado por la embajada norteamericana se disponía a localizarlo para dar cuenta de ese ''loco argentino''. En esa oportunidad, Toranzo para convencer a Guevara conversa y le expone ante la pérdida de la lucha el siguiente argumento: ''Vea, amigo, lo que los guatelmatecos no tienen excesivos deseos de cuidar, o lo hacen muy mal, no tiene usted la obligación de salvarlo. O se viene conmigo ahora mismo, o no doy un pito por su vida. Albernez (presidente) ya se ha refugiado, ha renunciado. ¿Qué quiere usted, ''desrenunciarlo''?''(SELSER, 1984, p. 123 y 124)
En México (1954-1956), Guevara conoce un volcán de exiliados: dominicanos atitrujillistas, nicaragüenses antisomocistas, puertorriqueños, argentinos antiperonistas, paraguayos, colombianos, españoles republicanos antifranquistas y por supuesto los cubanos.
Casado, con Hilda Gadea Costa, profundizan juntos la lectura de Marx, Engels y Lenín. Es un tiempo de introspección y estudio, se extrapola con el de vinculación y trato con los exiliados de siempre. Así es, que conoce a Raúl, hermano del mitológico Fidel que arremetió contra el Cuartel Moncada. Guevara no se burla, como lo hizo en Costa Rica, sino que piensa cómo solo con ciento cincuenta de aquellos relocos era posible la hazaña.
Los cubanos estaban siendo adiestrados por un exiliado español, Bayo, que les instruye en las técnicas y artes de la guerrilla. En 1956, arriba a México el joven Fidel, amnistiado por Batista luego de estar en la prisión.
Guevara siente esa pasión, ansiedad, fuego interior, ansiedad de darse a su causa, de morir por ella, como ocurrió con otro cubano llamado Martí, y es contaminado por esta misteriosa enfermedad de patriotismo, como ocurrió con Bolívar y tantos otros en el siglo pasado. Guevara siente un amor por toda una gran patria, llamada Hispanoamérica, y no solo por una isla caribeña. El amor que siente por su Argentina es transferido a Cuba, a Guatemala, a México, declarando en febrero de 1958 ''... yo no solo considero a Argentina como mi país natal sino a toda América. Para ello quisiera tomar ejemplos como Martí, y es en su tierra natal (Cuba) que ayudaré a hacer su doctrina realidad. Además quiero entregarme totalmente, hasta la sangre, a una causa que me parece correcta y que es la causa del pueblo...'' (VANDEPITTE, MARC)
¿Y por qué no? ¿De qué otro modo sintieron Bolívar y Martí, Varona y Sandino, San Martín y Henríquez Ureña y Hostos, el guerrillero Rodriguez y los intelectuales Mariátegui, Ugarte, Palacios?
Es así, que el 25 de noviembre de 1956, en una ridícula embarcación, Granma, cuya capacidad normal era de veinte personas, Guevara se embarca junto con ochenta y un ''relocos'', entre éstos los hermanos Castro, con la proa puesta hacia la Isla de Cuba, a la que llegaron el 2 de diciembre. Cuarenta y ocho horas más tarde, de los ochenta y dos quedarán él y once más. La docena que emprenderá la epopeya irracional de toda la historia del siglo. Tres años más tarde, el 6 de enero de 1959, la coronarán con su entrada triunfal en La Habana: La revolución Cubana triunfó. Una lucha de patriotas y de soñadores de ver su patria libre de dominación del Nuevo Imperio. Encarnada por tantos hombres en diferentes siglos que se vio realizada por un grupo de doce apóstoles inmortales en libertar América, lamentablemente a través de las armas, de sus dos males; el nuevo imperialismo norteamericano y las oligarquías nacionales.
''Sin sueños de grandeza, el lector de Cervantes, de Gallegos, de Neruda, le planteaba a los cubanos los problemas económicos a ser superados. Memorador del Martín Fierro hasta el grado de ponerle ese nombre a su mulo en sus andanzas junto a Fidel, con el cual estudiaba matemáticas superior, finanzas, macroeconomía y hasta cálculo infinitesimal. No le teme a nada, ni al estudio de la relatividad'' dijo su amigo inseparable Ricardo Rojo (SELSER, 1984, p. 31 y 32).
Para concluir no puedo defender a Ernesto ''Che'' Guevara ni a la revolución cubana, pero si defenderé los pensamientos de independencia que tantos escribieron y de los cuales el ''Che'' Guevara llevó adelante. Este trabajo quiere demostrar que existen adversidades, contratiempos, intereses internos y externos, pero las palabras producidas y escritas algún día por aquellos que nacieron en esta bendita tierra, llamada América, nos deben servir de guía en nuestro camino de ser verdaderamente libres, con tropiezos y contratiempos pero sentirnos libres de cualquier tipo de dominación, porque somos oriundos de un Nuevo Continente, que ya no es tan nuevo, pero depende de nosotros transformarlo nuevamente en aquello que era, como trataron de hacerlo aquellos Relocos y tal vez hagan falta sólo doce de ellos para llevarlo a cabo o tal vez uno de cada país de América para evitar una nueva dominación, ahora llamada de globalización económica, a través del ALCA, que solo beneficiará a un país llamado Estados Unidos.
La dominación tiene varias armas, pero las peores son el control del intelecto y la economía. Porque con la primera no podemos pensar en la libertad y con la segunda nunca seremos libres y autosuficientes.
BIBLIOGRAFÍA
SELSER, G. Ernesto Che Guevara. Obras Completas. Tomo I. Buenos Aires: Ediciones Metropolitanas, 1984. 223 p.
SELSER, G. Ernesto Che Guevara. Obras Completas. Tomo II. Buenos Aires: Ediciones Metropolitanas, 1984. 460 p.
VANDEPITTE, M. El comandante Che Guevara. Artículo obtenido en la Internet: http://www.elcomandante
ZEA, L. Fuentes de la Cultura Latinoamericana I. México: Fondo de Cultura Económica, 1993. 318 p.