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An. 2. Congr. Bras. Hispanistas Out. 2002

 

Paradoja y utopía en Aquí, de Roberto Fernández Retamar

 

 

Jesús J. Barquet

New Mexico State University

 

 

La relevancia del libro Aquí1 dentro de la poesía de Roberto Fernández Retamar [RFR] (La Habana, 1930) se manifiesta, fundamentalmente, en el campo semántico. Aquí continúa idealmente las propuestas sociopolíticas y humanistas típicas de su autor ya que, como él afirma, ''las creencias reales no desaparecen: se hunden y transfiguran'' (48). No le importa que parezcan ''monedas antiguas / Sobrevivientes después del cambio de moneda'', pues ya ''no tiene tiempo ni deseo para buscar otras'' (50); por eso prefiere preservarlas sometiéndolas, por primera vez, a una prueba de fe y resistencia ante las evidencias contrarias de lo que ahora concibe como el azar conductor de la historia: ''Todo o casi todo ha salido de otra manera / Por sabe Dios qué golpe de los dados . . . / Pero los dados no pueden engañarnos demasiado'' (71).

Mediante obvias referencias a la caída del Muro de Berlín (''Echan abajo muros que nunca debieron existir'' [46], dice el 28 de agosto de 1991, inmediatamente después de un poema escrito en Berlín-La Habana en 1988), al desmantelamiento del sistema socialista en Europa centro-oriental y la antigua URSS (''Derriban estatuas de gallardos combatientes . . . / Desaparecen o aparecen o se desgarran países'' [46]), al reforzamiento de la frontera norte-sur (''Cambian de rumbo armas que ahora sólo apuntan al Sur'' [46])2 y a la desilusión nacional (''Ya no cree en esas ilusiones ni en tantas otras'' [48], ''Y me entra una tristeza que quizá es desilusión'' [73]), RFR registra y resuelve coherentemente la crisis que, en los años 90, se instala en el pensamiento socialista que había conformado el basamento ideológico de su poesía, especialmente a partir de 1959. Es decir, aun cuando el contexto histórico cubano e internacional que reorientó la poética del autor en los años 60 comienza a desaparecer treinta años después, las propuestas ideológicas de RFR se continuarán reafirmando más allá de la historia y de la realidad cotidiana en Aquí, el cual revela entonces el carácter paradójico de su título.

Si, basándonos en los títulos y en las respectivas trayectorias de cada poeta, comparamos uno de los libros augurales del modernismo, Azul de Rubén Darío (tomado aquí como su primera obra), con Aquí de RFR, veremos una curiosa parábola de movimiento inverso entre ambos autores. De su primera poética abocada a los espacios infinitos, transterrenales e ideales a que se refiere su "azul", remedo del là-bas o más allá baudelaireano del poema "L'Invitation au voyage" (''Mon enfant, ma sœur / Songe à la douceur / D'aller là-bas vivre ensemble!'' [145]), pasa Darío en su última etapa a una producción cívica continental y hasta anecdótica que, además de integrar novedosamente el tono conversacional, no temerá mostrarse plagada de referencias extraliterarias extraídas de su aquí/ahora cotidiano, como se ejemplifica en su "Epístola a la señora de Leopoldo Lugones".3 Diferente a los musicales y fantasiosos retratos, acuarelas y cuentos parisienses y griegos de Azul ("¡Oh inmenso azul! Yo adoro / tus celajes risueños, / y esa niebla sutil de polvo de oro / donde van los perfumes y los sueños" [245]), dicha "Epístola" nos comenta coloquialmente las errancias del sujeto poético por un mundo real que, no obstante sus defectos, por momentos llega a identificarse con su fantasía:

Y si había un calor atroz, también había
todas las consecuencias y ventajas del día,
en panorama igual al de los cuadros y hasta
igual al mejor de la fantasía. Basta. (Darío 436)

Inversamente ocurre en RFR aproximadamente un siglo después, en otra suerte de crisis finisecular. Desde 1959, su poesía se había instalado en el aquí/ahora del proceso revolucionario cubano e internacional, lo cual resulta explícito en las significativas fechas históricas que coloca en algunos de sus poemas: ''Enero 1, 1959'' en su poema "El otro" (Órbita 66), ''Octubre de 1962'' en ''A mis hijas'' y ''Sonata para pasar esos días y piano'' (Órbita 79-80 y 100-102, respectivamente). A partir del Primero de Enero de 1959, la sustancia extraliteraria que resulta nutricia, vital, para su nueva vida y poesía resulta ser la inmediatez de su existencia cotidiana especialmente dentro del mayoritario entusiasmo de los primeros años del proceso, es decir, ''la tranquila reafirmación de [su] experiencia personal a la luz del proceso histórico dinámico y seguro que representa la Revolución'' (Ellis 1220):

Con las mismas manos de acariciarte estoy construyendo
una escuela. . . .
Atrás estaban las piedras, y un grupo de muchachos
Las trasladaban en veloces carretillas. Yo pedí una
Y me eché a aprender el trabajo elemental de los
hombres elementales.
Luego tuve mi primera pala, y tomé el agua silvestre de
los trabajadores . . .
¡Qué lejos estábamos de las cosas verdaderas,
Amor, qué lejos –como uno de otro–! (Órbita 70-71)

A la par con esto se desarrolla su poética conversacional, abocada a una mayor comunicación directa con el lector común, con el pueblo, su destinatario ideal, según la ideología que sustenta dicha poesía: es responsabilidad del artista cubano en esos momentos, afirma RFR en 1960, dirigir su obra a la gran ''audiencia real'' formada por las clases populares que, en buena parte acabadas de salir del analfabetismo, pasan al primer plano de la vida social (Papelería 277).

Pero en los años 90, su poemario Aquí, a contrapelo de sus numerosas referencias extraliterarias (fechas, lugares y personajes verificables en la geografía y la historia) y de las diversas categorías deícticas (incluyendo su título) que emplea especialmente a partir de la sección ''Mi hija mayor va a Buenos Aires'',4 sólo aparentemente nos documenta su inmediatez enunciativa, pues el texto desarma semánticamente toda dependencia reductora de la misma: en ocasiones, la otrora circunstancia real se propone ahora como dudosa ("en la vida llamada real" [40]) y se afirma rotundamente en los versos finales del libro que lo verdaderamente válido y cierto para el ser humano –la belleza, como apunta el autor con eco rubendariano– no precisa existir tempoespacialmente: "de cuya mágica belleza no es posible dudar / Aunque sí de su existencia" (94). La aspiración esencial del ser y, en consecuencia, la verdadera realidad a la que éste se siente obligado, parecen hallarse no aquí, sino en otra parte, es decir, en el sueño (¿Qué carajo importa aquí la vida real? ¿El sueño no es algo real?, cita RFR en su poema a Haroldo Conti [58]), o en el baudelaireano más allá que aparece ya en el primer poema del libro: "quizá lo que llamamos belleza / No sea sino la terca persistencia del ser más allá de sí mismo, / Más allá de su lugar y su tiempo, como la luz de un astro hace siglos apagado" (15)5.

Así como vence al "implacable / Tiempo" (90) o, mejor aún, lo borra al crear una "relativa descronologización" a lo largo del libro, como bien apunta Díaz Gómez (139), la voz poética deshace toda inmediata referencia temporal y espacial del demostrativo "este" al igualarlo con ''aquel'', de referencia pasada y distante: "Aquellas estrellas son estas mismas estrellas" (15). Asimismo, deshace tanto la inmediatez física de los también deícticos ''aquí/allí'' (''Aquí . . . / Está el mensaje que me dejara / Y que busco y busco sin encontrar'' [45]), como la supuesta independencia material de las cosas de la realidad ante al sujeto que las nombra: ''Están aquí y a la vez te las llevaste contigo. / Las seguimos mirando y tocando, pero sabemos que son otras. . . . / Y sé que están y no están allí. / No existieron del todo hasta que las nombraste'' (64. Énfasis mío).

Constrúyese así una otredad o espacio alternativo en la memoria hecha escritura del sujeto poético (54), intencionalmente identificado con el autor ("yo como estudiante . . . en el otoño de 1955" en París [54], "yo era, soy, seré siempre / Revolucionario de Cuba" [32], "ese flaco de Retamar" [36]),6 quien a su vez se identifica con innumerables poetas (Martí, Eliseo Diego, César Vallejo, Rubén Darío, Jorge Luis Borges, Raúl Hernández Novás, Nancy Morejón, José Lezama Lima y Antonio Machado, entre otros), luchadores (Haydee Santamaría, Che Guevara, la monja Victoria) y seres derrotados, en general: ''Represento entre los triunfadores a ustedes, derrotados, mis hermanos. . . . / Sigo siendo uno de ustedes, / Locos, tristes, ladrones, robados, mendigos, masticados, monstruos, / Hermanos'' (71). En este sentido, Aquí podría leerse como una autobiografía física y espiritual escrita en verso y en la que toda experiencia personal de RFR revela y da voz, mediante la transtextualidad, a su íntimo tejido interpersonal.

Contra la muerte (''la huesa'' [20], "La Sin Ojos", que al cabo "puede más y nos arrastra hueco abajo" [48]) y el tiempo destructor, así como contra las adversidades de la historia reciente (otra forma de muerte y destrucción, según el autor), Aquí propone un resistente espacio utópico (o "palacio", dirá con eco otra vez rubendariano) cuya sustancia vital no es ya el mundo de afuera (ganado por la muerte impuesta o voluntaria, la derrota parcial del socialismo real y la desilusión), sino la conciencia del sujeto poético o autor, quien resulta altamente referido y reafirmado por la propia función deíctica que desafiaba tiempo y espacio dentro del poemario.

Si sabemos que, en la deixis, ''[t]he reference points are always the identity of the speaker and the time and place of speaking'' (Trask 68), en Aquí el uso de la deixis establece una contraria doble articulación: por un lado, desmonta y subvierte la supuesta determinación de la circunstancia tempoespacial sobre el sujeto; por otro, construye y reafirma la identidad de dicho sujeto como entidad última o centro absoluto de referencialidad. Cualquier mensaje (a saber, ''non-ego'') que emita el hablante que usa la deixis va a estar relacionado con su ''ego'', su centro de orientación, afirma Gisa Rauh (13). Una vez ubicado en dicho centro, el lector asiste a la convicción profunda del autor de que existe la posibilidad de sembrar "certidumbres tan imprescindibles como imposibles" (48) y de habitar una memoria selectiva hecha escritura resucitadora en el poema:

La oigo encanecer y sin embargo las palabras reverdecen
en ella
Contra lo oscuro, contra la enfermedad,
Contra la descreencia, contra la lasitud.
Toda la noche esplende como un palacio iluminado (50-51).

De ahí la paradoja del título: Aquí sólo se refiere a su aquí/ahora como punto de partida para crear, frente a él y contra él, su propio hic et nunc en la otredad de la escritura. Es en ese espacio o ''palacio'' ideal construido por el sujeto poético donde se hacen "reales" los ideales de justicia (59, 84), "la casi imposible, imprescindible fe" (60), "la tan difícil pero irrenunciable esperanza" (51) y la propia felicidad (77); donde se vuelven a topar (56) y se funden armoniosamente con el yo poético –como ocurre en el poema "Pan" de Gabriela Mistral (135), cuyos ecos también se escuchan en el mencionado ''Palacio cotidiano''–7 todos sus seres queridos vivos o muertos (los maestros y apoyos de su poética, su ideología y su vida íntima), pues unos y otros son convocados o resucitados (es decir, citados, en su doble acepción de 'llamados a contar' y 'mencionados en el texto') por la nostalgia activa, fundadora, con que opera la memoria del poeta una vez activada por cualquier circunstancia exterior, como se observa magistralmente en el largo poema (y sección) "Mi hija mayor":

Mi hija mayor va a Buenos Aires
Casi con la misma edad que yo tenía
Cuando el bondadoso, el querido Pepe Bianco
Me llevó a la sede . . . (32)

José Bianco, Juan Gelman, Ezequiel Martínez Estrada, Ernesto Sábato, Fryda Schultz, Rodolfo Walsh y Miguel Ángel Asturias, entre otros, son citados y reunidos por la voz poética en un espacio ideal de naturaleza escritural, en el poema, suerte de resurrección o nuevo nacimiento:

Estas mismas líneas las borroneo a la dudosa luz de una
linterna agonizante . . .
Lo que quieren, lo que requieren
Es echarse sobre el papel como la amada criatura
desnuda sobre la sábana,
No tanto para el goce como para otro nacimiento. (50)

Todos ellos, junto a su familia, son ahora sus hermanos y, dentro de la aspiración al ideal –presente ya en Darío y José Enrique Rodó–, son también "príncipes" y ''princesas'' (25, 46, 52, 86) del espíritu que "llega[n] de lejos, vencedor[es] de la Muerte" (Darío 264) a habitar para siempre, en el amor familiar y la amistad, el nuevo y ahora diferente "palacio cotidiano" del autor: en Buenos Aires acogerán a su hija "amigos como príncipes / Que es lo que serán un día, por desgracia lejano, todos los hombres y todas las mujeres" (42).

Proyectada sobre Nuestra América por Cristóbal Colón a fines del siglo XV, una visión utópica del destino americano ha marcado la teoría y praxis no sólo de cierta izquierda contemporánea occidental, sino también de muchos latinoamericanos ''radicales'', afirma RFR en su clásico Caliban (Órbita 350-352). RFR elogia así tanto el ''desafiante utopismo'' de Martí (Órbita 520) como el de todos los ''revolucionarios consecuentes'' (Órbita 352) entre los que él, con sus ensayos y su poesía, busca inscribirse.

También de forma paradójica, el poemario Aquí, tan aparentemente diferente por su ideología aunque no por su actitud militante ni su estética mayormente conversacional, a cierta poesía del destierro posrevolucionario cubano, revela ahora otro curioso vínculo con ésta. Ambos se afanan en (re)construir con la memoria (o preferiblemente con la nostalgia activa ''preguntándole al pasado / Para llenar de asombros la memoria'' [90]), en la escritura (el ''Domus Mea'' del lenguaje [90]), un espacio ideal que sustituya lo irremediablemente perdido en lo físico inmediato: en los desterrados, dicho espacio suele ser una Cuba (paisaje, casa, familia y amistades) reformulada por la imaginación y el imposible; en RFR, el antiguo entusiasmo socialista o revolucionario cubano e internacional.

Sobreponiéndose a la historia y a la muerte, Aquí conforma dentro de un espacio fundamentalmente literario una utopía social humanista que, como cualquier otra, solamente se sustenta en (y trasciende por) la escritura, que constituye en su caso la poesía (las "flores" [20], siguiendo la cosmovisión náhuatl; los ''cristales'' de su poema a Mistral [Órbita 132]):

Quedar como ellos [los amigos nocturnos del vino
y los lejanos maestros] profiriendo flores,
Quedar como ellos perfumando umbrosos,
Quedar juntos y dialogar
En plantas renacientes,
Para que nuevos ojos escuchen mañana
En el cristal de otoño
Los murmullos de corazones desvanecidos. (20)8

Así como cierta poesía del destierro confía aún en su regreso físico a la Isla, RFR no pierde la esperanza de que regrese el entusiasmo socialista en las futuras generaciones: al ver a unos ''lindos niños rosados'', RFR busca repoblar con sangre nueva su utopía social imaginando esperanzado que dichos niños ''acaso mañana serán rojos'' (65).

 

BIBLIOGRAFÍA

BAUDELARE, C.. Obra completa en poesía. Ed. bilingüe. Trad. Enrique Parellada. Barcelona: 29, 1984.

DARIO, R. Rubén Darío esencial. Ed. Arturo Ramoneda. Madrid: Taurus, 1991.

DÍAZ GÓMEZ, Y. "Aquí, en el porvenir." En Ambrosio Fornet, ed. Acerca de Roberto Fernández Retamar. La Habana: Letras Cubanas, 2001. 135-139.

ELLIS, K. ''Roberto Fernández Retamar: poeta y crítico literario.'' Revista Iberoamericana 59.152-153 (1990): 1217-1228.

FERNÁNDEZ RETAMAR, R. Órbita. Ed. Alex Pausides. La Habana: Unión, 2001.

________________________. Aquí. Madrid: Visor, 2000.

________________________. Fervor de la Argentina. Buenos Aires: Del Sol, 1993.

________________________. ''Los nuevos primeros días.'' En Sergio Marras. América Latina Marca Registrada. Barcelona: Andrés Bello, 1992. 305-336.

________________________. Papelería. La Habana: U Central de Las Villas, Dirección de Publicaciones, 1962.

DE LA CRUZ, J. I. Sor. Sor Juana Inés de la Cruz para universitarios. Ed. María Dolores Bravo Arriaga. Toluca: U Autónoma del Estado de México, 1996.

MISTRAL, G. Desolación. Ternura. Tala. Lagar. 3ra. ed. México: Porrúa, 1979.

RAUH, G. (ed.) Essays on Deixis. Tübingen, Alemania: Narr, 1983.

TRASK, R.L. Key Concepts in Language and Linguistics. Londres: Routledge, 1999.

 

 

1 Ganador del premio Pérez Bonalde en Venezuela y del Premio de la Crítica en Cuba, Aquí fue publicado primeramente en Caracas por Ediciones Pomaire en 1995, y después en Santa Clara, Cuba, por Ediciones Capiro en 1996. Una tercera edición ampliada apareció en Madrid por las Ediciones Visor en el año 2000. Difiere de las anteriores en su inclusión de la sección ''Victoria y la mágica belleza'', compuesta de ocho poemas. Esta es la edición que utilizo en mi estudio y de la cual provienen las citas que aparecerán a continuación, con su número de página entre paréntesis.
2 En ''Los nuevos'', RFR afirma que al desaparecer la polaridad este-oeste, ''se agrava otra polaridad que ya existía, que es la norte-sur'' (330).
3 Dicha ''Epístola'' y ''Allá lejos'' se encuentran entre los poemas de Darío que RFR comentaba con preferencia en sus clases de Poesía Hispanoamericana, en la Universidad de La Habana durante los años 70. Entre sus múltiples referencias a Darío, se encuentra su estudio ''Rubén Darío en las modernidades de Nuestra América'' (Órbita 499-528).
4 Según R.L. Trask, deixis significa ''linguistic pointing'' y ''[a] deictic category is literally a 'pointing' category: it allows a speaker to 'point' at particular times, places and individuals'' (68). La deixis se expresa de diversas maneras: por ejemplo, con adverbios de lugar (aquí/allí), con adverbios de tiempo (ahora/entonces), con demostrativos (este/ese), con pronombres personales (yo/tú) (Rauh 9) y con posesivos (mi/tu).
5 Es de notar que las primeras dos ediciones de Aquí, al cerrar con el poema ''Una salva de porvenir'' de la sección homónima, apoyaban su composición en una doble transtextualidad: la cita de Martí colocada como paratexto al inicio del libro reaparecía intertextualmente en forma de plagio en sus versos finales. En este sentido composicional, la tercera edición que estoy utilizando del poemario resulta más creativa: la belleza trascendente que se presenta en el poema inicial (15) revela su naturaleza utópica en el poema final (94). Se vincula así fuertemente Aquí con el ideal modernista del triunfo de la belleza sobre la deficiente realidad material, como sugiere el subtítulo de la última sección de Aquí: ''Victoria y la mágica belleza'' (81).
6 Aquí involucra también a Andrés Zavala (37), heterónimo de RFR, según él mismo confiesa en Fervor (326).
7 RFR le escribe a Mistral el hermoso poema ''Cristales'', en el que se pregunta retóricamente si los poemas ''pueden ser otra cosa sino cristales'' (Órbita 132).
8 Complementando el contexto mexicano de este poema se halla su propuesta sinestésica de ''ojos escuchen'' (20), la cual, realizada más adelante en la esplendente ''la oigo encanecer'' (50), resulta eco del ''Óyeme con los ojos'' de la Lira 211 de Sor Juana Inés de la Cruz (73). Sobre estas conexiones con Sor Juana y la poesía náhuatl me responde RFR en un correo electrónico del 19 de enero de 2002 lo siguiente: ''He leído a Sor Juana y bastante a la poesía náhuatl, pero no aludía a una y a otra conscientemente cuando escribí los versos que Ud. me menciona. Pero ojalá tenga Ud. razón. ¿Quién escribe en uno cuando uno escribe? ¿De dónde emergen recuerdos, citas, delirios?''