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An. 2. Congr. Bras. Hispanistas Out. 2002

 

Raíces populares en una Tierra sin Mapa

 

 

Roseli Barros Cunha

USJT/UNISA/USP

 

 

El crítico uruguayo Ángel Rama (1926-1983) escribió Tierra sin Mapa, y por ella recibió, en 1959, del Centro de Cultura Gallega de Buenos Aires el premio Ramón del Valle-Inclán. En esta obra, publicada por primera vez en 1961, Rama relató las historias que su madre española le contara y que ella a su vez las escuchara, en su niñez, de la gente de su pueblo en Galicia.

Desde la ''Entrada'' se puede percibir que el autor privilegiará las referencias a las tradiciones populares de una región casi desconocida, de la cual ''no se hallará registro de esta tierra en ningún atlas por grande y minucioso que sea'' (RAMA, 1985, p. 9). Ésta sería, entonces, la importancia de su registro escrito: hacer conocer una tierra, dar voz a la gente, a la cultura de un pueblo de Galicia que a pesar de poco conocido ''sin embargo existe''. Podemos, incluso, decir que ahora, en forma de libro, estarían – tierra, gente, costumbres – conocidas y reconocidas por la cultura letrada y por la lengua de predominancia (CUNHA, 1999).

La cultura gallega, como sabemos, fue preservada más por la transmisión oral y en el ámbito familiar (por lo menos al inicio del siglo XX que era cuando la madre de Rama vivía en Galicia) por oposición a la española – castellana – , escrita y normativa 1.

Esta prevalencia de la oralidad podría ser perceptible en su propia casa, ya que sus padres eran, como él mismo cuenta, ''casi analfabetos'' (RAMA, 1981, p. 80). Relatar las historias de su pueblo era la manera que su madre tenía de transmitir su cultura. Y es en forma de una carta familiar que el libro va dedicado a su madre, buscando darle un tono de coloquialidad y rasgos de lengaje oral:

Quisiera poder escribir
en el sobre de este envío:
''a mi madre, Cielo de Galicia'',
y que llegara a su destino.

Pero si probablemente su madre le contaba – o sea, se utilizaba del lenguaje oral – las historias de su pueblo mezclando el gallego a un castellano coloquial, la alternativa de registro que encuentra Ángel Rama es escribirlas y en español. Para ser leído no sólo por los uruguayo sino que por los latinoamericanos tuvo que acceder a la lengua que dominó al gallego. El autor, de este modo, es el elemento de conexión entre su madre (española, gallega, casi analfabeta), su memoria y, podemos incluso decir, la de un pueblo, y su hija (hispanoamericana, uruguaya, que seguramente, en Montevideo de la década de los 50, sería alfabetizada). Es por intermedio de Rama – por su escritura – que su hija conocerá las historias de la abuela:

Pero no va sola: aprieta mi mano con la suya en la que el tiempo enfundó un guante áspero. Y vamos a quien corre más y descubre más pronto las primeras manzanas escondidas en el árbol. Y ya no sé, cuando desciendo a este pensamiento, si es ella la que me lleva como niño de al mano, o si soy yo el que corre por esa tierra y a mi lado trota mi propia hija, o si son ellas dos, abuela y nieta, las que están descubriendo alborozadas un huerto secreto, en tanto las contemplo desde el vago sueño.
(...)
Madre, hija, yo mismo: sangre de una infancia que a través de todos permanece. (...) (RAMA, 1985, p. 10)

Esta intermediación será una constante en Tierra sin Mapa, por muchas veces el narrador da la palabra para que los personajes del pueblo cuenten sus historias: los campesinos de ''La familia va a San Andrés''; la propia madre del personaje Lina (que representa la madre de Rama) en ese mismo episodio y en ''La risa''; el primo en ''La Costa''; las niñas en ''Las fogatas de San Juan''; el hombre que hace las presuntas curaciones y el contrahecho en ''Máscaras en la romería''; además de las que aparecen contadas por la niña Lina muchas veces por medio del discurso indirecto libre. Hay, portanto, una sucesión de narradores que mimetizan los muchos que la madre de Rama escuchara en su infancia, y ella misma, al contar esas historias a los hijos.

Sin embargo, de todos estos narradores uno en especial nos llama la atención: Serafina, la costurera del pueblo. Mientras los otros habitantes, incluso las mujeres, van al trabajo en el campo, ella queda en casa en compañía de los niños y para distraerlos y distraerse cuenta/crea historias. Interesante recordar que ''serafina'' (MOLINER, 1997, p.1148) significa: ''cierta tela de lana semejante a la bayeta, con dibujos de flores u otras cosas'' y el adjetivo ''seráfico'' en el sentido figurado es aplicado a personas y, correspondientemente, a gestos y actitudes de uno que es plácido, bondadoso, bonachón.

De este modo, el nombre del personaje remite a su actitud con los niños, el hecho de ser bondadosa. Pero para los adultos, al revés del significado de su nombre, por su capacidad de observación/invención, ella es llamada en el pueblo de ''maldiciente y cizañera'' y los niños son siempre advertidos por sus padres para tener ''cuidado; ni una palabra a Serafina'' (RAMA, 1985, p. 64).

Como podemos percibir, también, hay una clara referencia al personaje mitológico Penélope, que queda toda la vida tejiendo y destejiendo a la espera de su marido Ulises. Serafina, que cuenta a las niñas la historia de cómo fue separada del enamorado por su hermana invidiosa, también tiene inteligencia y paciencia, piensa o quiere convencerse de que un día también puede reencontrar a su antiguo novio: ''Además no pierdo las esperanzas. Como el mundo es redondo, el mundo gira. ¿Quién dice que no nos volveremos a ver? ¿Por qué no habríamos de encontrarnos un día?'' (RAMA, 1985, p. 74).

E incluso por este hecho también es posible hacer la asociación entre el oficio de costurera con la actividad de las diosas Parcas o Moiras 2, las que tienen el control sobre el destino de los hombres.

Serafina es, entonces, a la vez tela y tejedora; como todo contador de historias que las escuchó de alguien y a ellas les agrega algo de suyo. El personaje, portanto, mimetiza la propia madre de Rama que le contó las historias de Galicia, y la del autor mismo que las recuenta, ahora por la escritura, a sus lectores. La madre fue la tejedora (a la vez que tela) de las historias de su niñez:

Cada infancia son dos infancias y quizás todas las infancias. Alegrías, miedos, éxtasis de esos años en que el mundo se desgarra ante nosotros como una inacabable tela de seda; y alegrías, miedos, éxtasis de la infancia de nuestros padres que ellos evocan para nosotros y van entretejiendo con la nuestra como una enredadera que viene de muy lejos.
En la mía mi madre fue poniendo la suya con la melancolía de lo que no sólo el tiempo ha dispersado, sino también de lo que ya no tiene tierra cercana que la nutra; la volcó en los hijos para que algo se salvara en el recuerdo de ellos. (...) (RAMA, 1985, p.125).

Otro detalle que nos llama la atención es que el episodio ''Los dos retratos'' está exactamente en el medio de la obra, lo que nos parece dar una fuerza para la historia, como si este episodio fuera el centralizador de las narrativas, el eje entre los otros, ya que presenta exactamente un personaje que es más conciente del poder de atracción de su oficio: tejer historias.

Vale la pena resaltar que hay dos episodios que tienen un destaque especial: ''Entrada'' y ''Adiós''. Estos aparecen en dos ediciones distintas3, siguiendo la misma estructura visual en el índice que los destaca por las letras mayúsculas y por el recuo que tienen con relación a los otros episodios, como podemos verificar:

ENTRADA
Los granos
a familia va a San Andrés
obre la costa
a lluvia
as fogatas de San Juan
Las lechuzas de Santa Marta
El viento
Los dos retratos
La fiesta
Nacimiento
La risa
Máscaras en la romería
Mujer con niño
La Santa Compaña
Somos pobres
ADIÓS

Rama tenía un gran conocimiento de otras literaturas, principalmente la española, de este modo, queda imposible no pensar en la estructura del Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor e de Patronio (1335). En esta obra, escrita por Don Juan Manuel (1282-1348), como sabemos, el Conde Lucanor pide consejos a Patronio, éste a su vez le pasa siempre una enseñanza por medio de un ejemplo, una historia que tendría una reflexión/respuesta para la duda del noble.

El diálogo que contiene la petición y la conclusión del consejo, o sea, la relación entre la historia contada, la duda presentada y su aclaración forman parte de lo que se suele llamar marco, que es donde aparecen los personajes fijos: Patronio y el Conde. Las historias que, digamos, rellenan los episodios presentan los más distintos personajes y situaciones retratando la sociedad de la época: nobles cristianos, árabes, campesinos, religiosos, etc.

Muchas de estas historias que sirven como ejemplo para aclarar la duda del Conde vienen de la tradición oral, incluso del Oriente, por medio de los árabes, como comenta Alfonso I. Sotelo (MANUEL, 1989, p. 54) :

Don Juan Manuel asimila, combina y transforma con plena conciencia artística un material narrativo ya existente; varía la construcción, insiste en los detalles y situaciones que sirven de propósito, gradúa los elementos de la intriga, varía la relación de las diferentes partes, los actualiza incrustando en ellos observaciones de la realidad contemporánea y, sobre todo, humaniza los personajes y confiere atmósfera novelesca, transformando los esquemáticos cuentos de los ejemplarios en verdaderas novelas cortas.

La influencia de la oralidad está, de esta manera, evidente tanto en las historias de los ejemplos como en la estructura, por la forma dialógica con la cual estos son presentados al lector. Patronio, el narrador del marco, mimetiza los muchos narradores orales que escuchó al aprender estas historias; y a su vez D. Juan Manuel, al escribirlas, conciente de su oficio, mimetiza a estos narradores y al personaje del Consejero.

Del mismo modo que Rama, el autor del siglo XIV ya sabía la importancia de la escritura para fijar sus historias o, podemos decir, las de un pueblo. Ellos saben que de este modo ellas podrán ser aprendidas y aprehendidas por los lectores.

Nos parece que el deseo del autor uruguayo es que el lector aprenda juntamente con la niña Lina, por medio del relato de varios episodios de su vida, de las experiencias que ella vivió o que escuchó y de este modo mostrar a uno que no es gallego, un mundo desconocido. Así, su lector podría aprehender un mundo que como el medieval de la época de Don Juan Manuel estaba en cambio, o le es muy lejano.

En Tierra sin Mapa los episodios ''Entrada'' y ''Adios'' funcionarían como un marco a los otros relatos, siendo el personaje fijo el propio autor/narrador que se autocuestiona y entabla una especie de charla con su madre y la tierra gallega. Los otros personajes forman parte de la caracterización del pueblo y funcionarían, según dice la editorial, como ''estampas'' que ilustran la vida en alguna parte de Galicia.

La fuerza de esta obra de Ángel Rama nos parece ser exactamente el hecho de que a lo largo de los episodios no hay una progresión del aprendizaje de Lina, como en una novela, sino que el aprendizaje de la niña existe, indudablemente, pero de un modo circular como si a cada episodio ella tuviera algo de nuevo para aprender4. Como ocurría con las dudas del Conde Lucanor donde a cada una seguía un nuevo ejemplo y un nuevo aprendizaje.

Así como el personaje de su madre cuando niña, Ángel Rama también aprende – como visitante de la tierra – el mundo desconocido de Galicia y lo aprehende – ahora como autor – , por medio de la escritura, para su hija y para nosotros, lectores.

De esta forma, su obra refleja el propio ciclo de la vida, la idea de que uno está siempre aprendiendo, demuestra la intención de retratar y aprehender un mundo que él poco conoció, o que conoció sólo por las historias. Y como él se utiliza de la memoria, la de su madre y la suya, si ésta lo permitiera, si hubiera más tempo para que la madre le contara otras historias, estas serían puestas en otros episodios, para colaborar en este mosaico del mundo gallego.

Lo que le importa es registrar/preservar lo mejor posible las historias que él escuchó de su madre y ésta de sus conterráneos, tanto en su contenido como buscando una forma que colabore para retratar los anónimos contadores populares, que él no es ya que tiene conciencia de la necesidad de su preservación y, por esto, las transforma en escritura (RAMA, 1985, p. 129):

Ahora que desde tan lejos evoco aquella tarde, el viaje de regreso atravesando la fecunda tierra de Galicia, ahora sé porqué he querido recuperar su infancia. Para que no se la tragara la tierra y la hiciera suya, para que de algún modo mágico que no quiero ni sé explicar, siguiera viviendo encerrada en una infancia que si tuvo amargura, le pareció por años el único reino de una segura gracia. Quizás todo haya sido en vano, y tantas palabras hasta aquí escritas también las gane la tierra y de ellas nada quede. Quedará, mientras yo viva, mi melancólica felicidad al escribirlas.

 

Bibliografía:

BARROS-LÉMEZ, A. Ángel Rama, narrador. Hispamérica, Gaithersburg, n.39, año III, p. 50-54, 1984.

CUNHA, B. R. Um fio na trama das idéias de Ángel Rama: Tierra sin Mapa – tradução anotada e comentada. São Paulo, 1999. 139 p. Tesina (Maestría) – Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas da Universidade de São Paulo.

GRANDE Enciclopédia Larousse Cultural. São Paulo: Nova Cultural, 1998. 24 v.

MOLINER, M. Diccionario de uso del español. Madrid: Gredos, 1997. 2 Tomos.

MANUEL, Don Juan. Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor e de Patronio (ed. Alfonso I. Sotelo). Madrid: Cátedra, 1989. 356 p.

RAMA, A. Carlos, mi hermano mayor. Cuadernos de Marcha, Ciudad de México, n.15, p. 79-83, set.-dic. de 1981.

RAMA, A. Tierra sin Mapa. Montevideo: Arca, 1985. 131 p.

 

 

1 Informaciones obtenidas en el curso ''Língua e cultura galega'', impartido por la profesora Valéria Gil Condé en la Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas de la USP, en 1999.
2 Las Parcas entre los romanos y Moiras entre los griegos, conocidas, cuando referidas en el plural, a las tres diosas, Cloto, Láquesis y Átropos representadas por hiladoras y que tenían la capacidad de hilar, devanar y cortar el hilo de la vida de los hombres. En el singular el nombre personifica al Destino.
3 Tuvimos acceso a la edicción de la Fundación Ángel Rama, de 1985, y a la de Editorial Alfa, de 1961.
4 Según Álvaro Barros-Lémez in ''Ángel Rama, narrador'' (p. 49-50) para Arturo Sergio Visca, Tierra sin Mapa ''globalmente considerada, la novela nos parece falsa por su tema y sus personajes: aisladamente, el recuerdo rescata algunas escenas de limpia ejecución e intensa escritura''.