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An. 2. Congr. Bras. Hispanistas Out. 2002

 

Aldo Pellegrini y el surrealismo

 

 

Ruben Daniel Méndez Castiglioni

UFRGS

 

 

Aldo Pellegrini fue un poeta surrealista, un hombre que se rehusaba a limitar su horizonte, que combatía los estereotipos, los géneros, las convenciones, que reflexionaba profundamente sobre su época y las posibilidades de cambio en una significativa producción literaria. Pero había (y quizá haya todavía) un desajuste entre la curiosidad que el autor tenía por el mundo y el desconocimiento o el desdén del mundo hacia él.

Pellegrini nació en Rosario, Provincia de Santa Fe, República Argentina, en diciembre del año 1903, en el seno de una familia de humildes inmigrantes italianos. Fue uno de los tres hijos de Benedicta Carena y José Pellegrini, que era líder anarquista. Sus primeros estudios los cursó en la ciudad en que nació, y alrededor de 1921-22 se trasladó a Buenos Aires para cursar la Facultad de Medicina.

Arribó a la capital en la época en que comenzaron a llegar los libros, revistas y publicaciones representativas de los movimientos de vanguardia que, en aquel momento, revolucionaban Europa en el campo de las artes y las letras. Esta era una época muy particular: los estudiantes argentinos pedían la Reforma Universitaria; el fox-trot, el one-step, conjuntamente con Greta Garbo deleitaban a las masas. En materia de tango, en el nº 20 de la revista Martín Fierro, el escritor Sergio Piñero escribía que la música estaba cambiando: ''a la energía cadenciosa de Argañaraz, [los tangos] El clavo, El choclo, sucedió la clownesca sensualidad de El irresistible, Una noche de garufa, El apache argentino''. Esto, para caer fatalmente en ''la roseola del tema conventillero, la 'percanta' que perdió la doncellez, el 'bacán' triste y cornudo: Ivette, Mi noche triste, Milonguita, Mano a mano y mil más que no recuerdo'' (PIÑERO en ROMANO, 1984, p.189-190).

Había en la ciudad de Buenos Aires, un clima cada vez más favorable a las innovaciones, a los cambios de costumbres, a las modas. Los automóviles aumentaban, las mujeres participaban de actividades que antes les estaban vedadas, los porteños se aficionaban a la radiotelefonía, al cinematógrafo, a los magazines ilustrados, mientras que era electo para el cargo de la Presidencia de la República, en el año 1922, el señor Marcelo T. de Alvear, quien hasta entonces estaba radicado y viviendo en París... Existía ocupación plena y los precios eran adecuados al nivel de vida proletario y de las clases medias, mientras que la alta clase agrícola-ganadera aumentaba su riqueza y bienestar.

En la literatura, el medio argentino también quería renovarse, deseaba dejar para atrás ciertas formas y costumbres verbales. Según la investigadora Beatriz Sarlo, los escritores en general reaccionaban frente al ''rubenismo de princesas y cisnes'', que a los pocos se fue retirando. Esta reacción no era específicamente contra Darío y sí contra la reiteración de los clisés modernistas y la beatería del público burgués que veneraba una literatura de conformidad (SARLO, 1969, p.9).

En efecto, en los primeros años del siglo XX, la obra de Rubén Darío, perteneciente al llamado Modernismo, se presentaba, ante los jóvenes de América del Sur y de España, como un coloso difícil de enfrentar. La pregunta del período era: ¿cómo ser distinto a Rubén Darío, cómo salvarse de su influjo, cómo superarlo, cómo hacer algo diferente y de valía? Los poetas de la época cultivaban el anti-modernismo, es decir, el anti-rubendarismo, mientras el escritor chileno Vicente Huidobro erigía el creacionismo, leyendo su acta de fundación en el Ateneo Hispano de Buenos Aires. La doctrina de Huidobro proclamaba la total autonomía del poema e influenció a muchos poetas argentinos de la época. Se debe subrayar también la actividad del escritor Jorge Luis Borges que presentó el movimiento ultraísta español como programa en su país - pero que años más tarde trataría de hacer olvidar, conjuntamente con sus poemas de exaltación a la Revolución Rusa. (MENESES, 1978, p.26)

* * *

El joven estudiante Aldo Pellegrini también buscó una nueva poesía, que estuviese en sintonía con los ritmos y características de los tiempos modernos, con los experimentos que se estaban realizando en Europa y en la propia América Latina, y con las ansias de su generación.

Pudimos constatar que a partir de 1923 o 1924, tuvo acceso a la revista francesa Littérature, por medio de la cual se enteró de la existencia de André Breton y de sus compañeros (BACIU, 1979, p.17). Se sabe, también, que conoció las obras de Alfred Jarry (a quien ''admiraba'') y las de Guillaume Apollinaire (por quien se ''interesaba especialmente''). Que compartió sus conocimientos, informaciones y gusto poético con algunos de sus compañeros de estudio de la Facultad de Medicina, y que, del punto de vista literario, él y sus amigos, de la literatura argentina, ''sólo estimaba[n] a Oliverio Girondo y a Macedonio Fernández'' (PELLEGRINI en SOLA, 1967, p.111), muy probablemente porque se sentían atraídos por lo absurdo y el humor, presentes en la obra de estos dos escritores, que, si se quiere, anticipaban, de alguna manera, el surrealismo.

Es decir, Aldo Pellegrini y sus amigos se dirigían hacia una poética más avanzada, y si no era algo inevitable, era muy posible y probable que se encontrasen con el surrealismo. ¿Cómo sucedió este encuentro?

En una carta a la crítica literaria Graciela de Sola, Pellegrini manifestó que, con motivo de la muerte del escritor francés Anatole France, ocurrida en 12 de octubre de 1924, el diario Crítica de Buenos Aires ''publicó un número completo de homenaje al escritor, que por entonces parecía tener una importancia similar a la de [Víctor] Hugo''. (PELLEGRINI en SOLA, 1967, p.111)

En este número de homenaje a France, también había un telegrama de París - le dice Pellegrini a Sola - con el anuncio de la publicación, en aquella capital, de un panfleto contra el escritor francés cuyo titulo era ''Un cadáver''. Esto le llamó la atención. Anatole France era el más genuino representante de la literatura oficial, y los surrealistas franceses la atacaban en su persona. El texto ''Un cadáver'' era especialmente virulento: los surrealistas, entre los cuales se destacaban Soupault, Eluard y Breton, acusaban a France de ser ''miedoso'', ''conciliador'', ''necio''; sus libros, de ser ''precarios'', ''vacíos'', y su arte, de ser la representación del ''puro genio francés'' (NADEAU, 1970, p.65). Los términos usados en el panfleto le deben haber parecido muy adecuados a Pellegrini, a quien, según declaró posteriormente, ''la falta de pasión y el escepticismo barato de France'' le parecían ''la caricatura del verdadero disconformismo'' (PELLEGRINI en SOLA, 1967, p.111).

Pellegrini envió la lista de los firmantes del panfleto a la editora Gallimard (que por aquel entonces le proveía de libros franceses), pidiendo que le mandasen lo que tenían publicado. De esta manera, le llegó el Manifiesto del surrealismo de Breton y el primer número de la revista La Révolution Surréaliste, ambos publicados en París, a fines de 1924 (respectivamente, en octubre y diciembre). Al recibir los textos del grupo surrealista de París - probablemente antes del segundo semestre de 1925 - Aldo Pellegrini se ''deslumbró'' y comenzó a divulgar estas ideas entre algunos de sus compañeros de estudios: David Sussmann, Marino Cassano, Elías Piterbarg, Ismael Piterbarg y Adolfo Solari. Fue así que, después de algunos meses de trabajo de catequesis (como el mismo Pellegrini expresó), fue fundado el primer grupo surrealista de América Latina, que ''comenzó a preparar una revista'' (PELEGRINI en BACIU, 1979, p.17):

[...] les hablé con entusiasmo a mis compañeros David Sussmann y Marino Cassano, y después a Elías Piterbarg, quien trajo a su hermano Ismael y a Adolfo Solari. Todos formamos una especie de fraternidad surrealista, la que realizaba experiencias de escritura automática. La actividad de este grupo, totalmente desvinculado de las corrientes literarias de entonces [...] culminó con la publicación de los dos números de la revista Qué. (PELLEGRINI en SOLA, 1967, p.111)

Las dos ediciones de Qué - una revista realmente insólita en la sociedad de la época - fueron el resultado de la labor de investigación y difusión de las ideas del surrealismo que Aldo Pellegrini había comenzado años atrás - en 1925 y 1926 - con sus compañeros de la Facultad. En esta revista, Pellegrini y los suyos se manifiestan contrarios al arte oficial, al lenguaje, a la civilización, protestan contra las costumbres y ponen énfasis en los postulados surrealistas: libertad, amor y poesía.

Después de Qué, Pellegrini dedicará toda su vida a la difusión del surrealismo de una forma infatigable: tuvo una participación fundamental en la publicación y dirección de una serie de revistas: Ciclo (1948-1949), A partir de cero (1952-1954), Letra y línea (1953-1954) y La rueda (1967). Publicó cuatro libros de poemas: El muro secreto (1949), La valija de fuego (1953), Construcción de la destrucción (1957) y Distribución del silencio (1966)1. Pellegrini también se destacó como dramaturgo con su Teatro de la inestable realidad (1964), y como ensayista con Para contribuir a la confusión general (1965), donde presenta su estética de la destrucción. Pero no solo eso. Fue también el punto de referencia de toda una generación cuando se discutían las artes plásticas gracias a Artistas abstractos argentinos (1956), Nuevas tendencias en la pintura (1967) y Panorama de la pintura argentina contemporánea (1967), que lo consagraron como un gran entusiasta del arte moderno y también como un excelente historiador y crítico del arte. Como si esto fuera poco, podemos mencionar todavía que organizó tres antologías: Antología de la poesía surrealista francesa (1961), la de Oliverio Girondo (1964) y Antología de la poesía viva latinoamericana (1966), que escribió cuatro ensayos sobre autores modernos y contemporáneos y que realizó inúmeras traducciones, entre ellas destacándose la de las obras completas de Lautréamont.

Sin embargo, y sorprendentemente, el juicio estético que el oficialismo literario-artístico le hizo a su obra no fue positivo, y tal vez por eso el desajuste al que nos referimos en el inicio, es decir, el desdén a su labor. Algunos de los motivos para el reducido espectro de lectores que Pellegrini tuvo en la época de aparición de sus textos - como lo prueba la poca alusión a sus trabajos - pueden ser encontrados en los obstáculos que dichos textos tenían, como manifiesta Ponge. Estos obstáculos no eran de orden lexical, sintáctica, metodológica o conceptual, pero sí de enfoque, puesto que contradecían el sentido común y el establishment. (PONGE, 1996, p.167)

Con el correr del tiempo, la recepción de este autor - por lo menos en los círculos más especializados - fue cambiando y, tal vez, se pueda decir que se ha librado de un engranaje opresor. Hoy en día se pueden ver en las librerías de Buenos Aires algunos de sus libros, así como también, comentarios y elogios en páginas de Internet. Aldo Pellegrini debe ser reconocido como pionero del surrealismo en América, espina dorsal y referencia del surrealismo argentino. Como dijo Octavio Paz, Pellegrini fue un poeta inteligente, fervoroso y notable. (PAZ en PONGE, 1999, p.164-165)

 

BIBLIOGRAFÍA

Livros/Tesis

BACIU, Stefan. Surrealismo latinoamericano. Preguntas y respuestas. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso, 1979.

BORGES, Jorge Luis. Ultraísmo. Nosotros, Buenos Aires, n.151, 1921.

BRETON, André. Manifiestos del surrealismo. Traducción y notas de Aldo Pellegrini. Buenos Aires: Argonauta, 1992.

CASTIGLIONI, Ruben Daniel Méndez. Historia y circunstancia: Ernesto Sábato, el hombre y su literatura. Dissertação de mestrado. Porto Alegre: Pontifícia Católica do Rio Grande do Sul, 1993.

DARÍO, Rubén. Antología Poética. Buenos Aires: Kapelusz, 1973.

LATELLA, Graciela María. Le surréalisme d´Aldo Pellegrini. Tesis. París, Université de la Sorbonne Nouvelle, 1976.

MENESES, Carlos. Poesía juvenil de J. L. Borges. Barcelona: José J. Olañeta,1978.

NADEAU, Murice. Historia del surrealismo. Altamira, 1970.

PAZ, Octavio. La búsqueda del comienzo. Madrid: Fundamentos, 1974.

PELLEGRINI, Aldo. Para contribuir a la confusión general. Buenos Aires: Nueva Visión, 1965.

---. Distribución del silencio. Buenos Aires: Argonauta, 1966 a.

---. Escrito para nadie. Buenos Aires: Argonauta, 1989.

---. Antología de la poesía viva latinoamericana. Barcelona: Seix Barral, 1966 b.

---. Antología de la poesía surrealista de lengua francesa. Barcelona: Argonauta, 1981.

---. Panorama de la pintura argentina contemporánea. Buenos Aires: s/e, s/f.

---. El muro secreto. Buenos Aires: Argonauta, 1949.

---. La valija de fuego. Buenos Aires: Americalee, 1952.

---. Teatro de la inestable realidad. Buenos Aires: Carro del Tespis, 1964.

---. Artistas abstractos argentinos. París/Buenos Aires: Cercle d'art, 1956.

---. Nuevas tendencias en la pintura. Buenos Aires: Muchnik, s/f.

---. Antología de la poesía viva latinoamericana. Barcelona: Seix Barral, 1966.

---. Oliverio Girondo. Antología. Buenos Aires: Argonauta, 1964.

POBLETE-ARAYA, Kira Ines del Rosario. Trayectoria del surrealismo en las revistas literarias argentinas. Tesis. Austin (Texas): University of Texas, 1983.

PELLEGRINI, Aldo (org.) Lautréamont 100 años. Buenos Aires: Galería de arte Gradiva, 1970.

PONGE, Robert (org.). Surrealismo e Novo Mundo. Porto Alegre: UFRGS, 1999.

SARLO, Beatriz Sabajanes. Martín Fierro (1924-1927). Antología y prólogo. Buenos Aires: Carlos Pérez, 1969.

SOLA, Graciela de. Proyecciones del surrealismo en la República Argentina. Buenos Aires: Culturales Argentinas, 1967.

Capítulos/Volúmenes de libros

MASTRONARDI, Carlos. El movimiento de ''Martín Fierro''. En: La historia de la literatura argentina. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, s/f.

PAZ, Octavio. Sobre o surrealismo hispano-americano: o fim do papo-furado. Traducido por Robert Ponge. En: PONGE, Robert (org.). Surrealismo e Novo Mundo. Porto Alegre: UFRGS, 1999. p. 163-167.

PELLEGRINI, Aldo. Antonin Artaud el enemigo de la sociedad. En: ARTAUD, Antonin. Van Gogh el suicidado por la sociedad. Buenos Aires: Argonauta, 1987.

---. El conde de Lautréamont y su obra (Prólogo). En: LAUTRÉAMONT, Conde de. Obras completas. Buenos Aires: Argonauta, 1986.

---. Prólogo. En: BRETON, André. Manifiestos del surrealismo. Buenos Aires: Argonauta,1992. p. 7-12,.

PONGE, Robert. A crítica de Aldo Pellegrini: o elogio ao Ilustre Desconhecido. En: CARVALHAL, Tania Franco (org.). O discurso crítico na América Latina. Porto Alegre: Instituto Estadual do Livro, 1996. p. 163-176.

 

 

1 Póstumamente fue publicado otro de sus libros de poesía: Escrito para nadie (1989).