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An. 1 Simp. Internacional do Adolescente May. 2005

 

"La clínica del descreimiento y la producción de futuro en la juventud actual. Aportes desde una perspectiva psicoanalítica situacional"

 

 

Alejandra Bó de Besozzi

Miembro Adherente de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo, Buenos Aires, Argentina1

 

 


RESUMEN

Se recorta como Clínica del descreimiento aquéllas consultas de jóvenes en estado de descreimiento y desorientación con respecto a lo por-venir, con problemas en la puesta en acto de una subjetividad social. En las actuales condiciones socio-históricas, las crisis devenidas "situación catastrófica habitual", corroen y desgastan el proyecto vital, interrumpiendo o deteniendo las transformaciones subjetivas propias de la juventud. Así, la concomitancia desorganizante de un contexto social desapuntalador con la necesaria transformación y reorganización psíquica que demanda la sexuación y la construcción de subjetivad social, aumentan la vulnerabilidad psíquica de los jóvenes consultantes como así también sus posibilidades de transformación.
El foco estará puesto en visualizar dos interesantes cuestiones clínicas: adolescentes y jóvenes-adultos, que consultan por primera vez por decisión propia, dentro de un estado general de desazón, como de otros que consultan por "última" vez, luego de varias consultas anteriores "fracasadas". Interesa relacionar las vivencias de fracaso manifestadas en el motivo de consulta con el fracaso no explicitado pero manifestado en la reiteración del pedido "desesperanzado" de ayuda Se propone considerar el dispositivo clínico psicoanalítico como productor–producción de futuro, en tanto actualiza un presente situacional, demarca un pasado historiándolo e inviste un "por-venir" desde la investidura del proyecto terapéutico. Desde la perspectiva de una imprescindible transformación del dispositivo psicoanalítico clásico para los tiempos que corren, la función psicoanalítica es planteada como actividad configurante y componedora de condiciones para que el vínculo terapéutico sea posible, la circulación del deseo y el proyecto pensables. Investidura del terapeuta, ilusión fundadora, que trabaja en la composición de condiciones de encuadres posibles, implicándose vincularmente, no olvidando la tarea interpretativa sobre lo desinvestido y de lo sobreinvestido defensivamente. Función historizante, producción de espacio-tiempo, espacio de la presencia, tiempo de la representación, que crea el futuro de la esperanza, haciéndose el joven consultante, responsable de una pertenencia. Un hacer-junto-con de paciente y analista, que inscribe marcas y produce pensamiento, habitando un mismo espacio-situacional. Construcción conjunta de un vínculo terapéutico que actúa como soporte transitorio, pero que no se propone como pedagógico sino como trabajo de construcción vincular y de producción de subjetividad.


 

 

A modo de epígrafe:

"Desde hace años que vengo en picada. Me siento desesperanzado...siento como una nostalgia, me digo mira como era la vida...Es como si estuviera en una marea que sube y que baja, voy de acuerdo al momento....Se supone que estudio arquitectura; dejé y ahora acabo de retomar. Había arrancado bien, tenía trabajo en un estudio de arquitectura (de mi hermano), metía un montón de materias. Mi hermano tuvo que cerrar; me quedé sin trabajo, empecé a dejar las materias de la facultad. Al final decidí irme a Europa solo por las mías, para hacer mi experiencia, volví el año pasado ... y hasta ahora que empiezo de nuevo, la facultad no hacía nada....Siento que nada tiene sentido…encima en mi casa hay una "mala onda teledirigida" y no hay límites, .nadie me presiona, yo puedo hacer lo que quiero...Pero me siento mal ante mis amigos que la luchan...Siento que tengo la vida regalada; para peor cuando hay crisis y todo cuesta, es tremendo!!
No me pude quedar más tiempo en Europa, empecé a extrañar....Soy un boludo; y acá no pasa nada, no hay laburo….No sé esa onda "culturosa" que arrastro desde la adolescencia (los astros, los bohemios, los artistas), por no querer ser "deportista". Hoy me veo y nos veo como una manga de vagos. En realidad, creo que como me decía una ex-novia: "siempre me echo atrás cuando hay problemas", pero tal vez es porque no le veo el rumbo a nada" Matías (23 años)

Esta presentación se enmarca dentro de las preocupaciones compartidas por varios de nosotros psicoanalistas latinoamericanos, por ejercer una práctica psicoanalítica encarnada en lo social. En esta ocasión, nos encuentra convocados a pensar en común con todos aquellos interesados por los avatares y los padecimientos de nuestros jóvenes en los albores de este tercer milenio, condición que intenté ilustrar con la pequeña viñeta presentada como epígrafe.

Me resulta grato y auspicioso encontrar que las preocupaciones clínicas y teóricas que han atravesado mi quehacer en estos últimos 10 años, tienen tantos puntos en común con los desarrollados entre ustedes, pero a su vez su diferencial y bello - si pudiéramos decir así- sello idiosincrático. Al renovado interés por la especificidad metodológica y por los bordes epistemológicos de mi práctica psicoanalítica, se ha ido sumando distintas experiencias de asistencia en situaciones de catástrofes colectivas2, lamentablemente acaecidas cada vez con más asiduidad en la Argentina, que han transformado radicalmente no solo mi posición subjetiva sino particularmente mi perspectiva como analista. El riesgo de aniquilamiento vuelto posible, el progresivo desfondamiento de las instituciones en un contexto sociohistórico donde predominan la corrupción y la impunidad política, junto a la hegemonía salvaje del mercado neoliberal, producen una nueva cualidad de sufrimiento psíquico y de afectación, que nuestra clínica necesita abordar.

En estos tiempos que corren, lo esperado es la "performance". El sujeto más que reprimir su sexualidad, debe sobreinvestir la acción y el éxito, por ende desmentir y desestimar lo atemorizante. Así hoy, los territorios yoicos consecuentemente afectados tienen más que ver con los conflictos con la realidad, que con el deseo y la fantasía. El esfuerzo por sobrevivir produce una exigencia de no trabajo psíquico, y abandono del pensamiento y de las investiduras. Pensar lo nuevo exige una variedad de transformaciones en el pensamiento. Exige, en definitiva, transformarse. Las marcas subjetivas que nuestros recorridos clínicos generan en nosotros mismos, transforman nuestras teorías y estas a su vez nuestras prácticas, las que se despliegan en las actuales condiciones sociohistóricas. Lo que deseo expresar, que para tramitar y habitar este nuevo contexto, se me hizo imprescindible la construcción de nuevas formas de pensar y de "estar psicoanalista", al decir de Fernando Ulloa (2004), un entrañable psicoanalista argentino.

Voy a ubicar estas reflexiones sobre la juventud actual y el proceso adolescente en la línea de pensamientos que venimos compartiendo con Graciela Selener (2002,2004) en estos últimos años, en particular, desde nuestro interés en los modos de abordar el sufrimiento adolescente y en abrir interrogante sobre la dirección de la cura, sobre la pertinencia de las distintas indicaciones terapéuticas (individuales, grupales, vincular) y/o múltiples tratamientos.

Comparto la perspectiva psicoanalítica de quienes consideramos la adolescencia como fundante de una nueva subjetividad, en cuanto a que el proceso adolescente como tal se origina a partir de una marca que se puede ser pensada como primera, como fundacional. Desde esta meta psicología, no toda marca o inscripción psíquica es reinscripción de una anterior. El adolescente necesitará realizar un doble trabajo de historización, aquel que construye a partir de una nueva marca-s, que ponen andar su subjetividad adolescente y aquel que transcurre intergeneracionalmente, perteneciendo a una historia de la que es portador.

Me ha resultado útil, una diferenciación operativa conceptual entre juventud y proceso adolescente, para dar cuenta de la concomitancia, a la vez heterogeneidad de los procesos de constitución psíquica y de los de producción de subjetividad. (Bleihcmar,2004).

El concepto juventud contiene varias capas de sentido, que permiten dar cuenta de las condiciones históricas que lo constituye y de la perspectiva situacional desde la cual se lo define. No obstante, este concepto se resiste a ser conceptualizado partiendo únicamente de la cronología o la edad, a ser reducido una mera categoría estadística. Se trata de un significante complejo que permite dar cuenta da cuenta de una cualidad relacional –juventud/adultez- atravesada por la especificidad de cada interacción social, cuya materia básica es la edad procesada por la cultura.

Los jóvenes son portavoces de los efectos devastadores de sociedades como las nuestras, desgarradas en sus fundamentos, sin proyectos ni a mediano ni a largo plazo, arrastradas por la vorágine de la globalización y el desenfrenado avance tecnológico.

La pérdida de los soportes sociales, del fundamento en la experiencia previa, trastoca nuestro funcionamiento mental. Vivencia emocional de estar cada vez más a la deriva, reducción del lazo social y de la experiencia colectiva, empobrecimiento de nuestro mundo interior, sobrecarga de estímulos y demandas de acción, provenientes e inducidas por el contexto.

Consideramos entonces, que una situación catastrófica social crónica e insidiosa, desgasta o erosiona la construcción de un proyecto vital, interrumpiendo o lamentablemente deteniendo el procesamiento o las transformaciones subjetivas necesarias y propias de la juventud.

La problemática de la desinvestidura del futuro, sería – a mi entender- expresión del fracaso del procesamiento subjetivo, sea éste por fijaciones o déficit en la constitución psíquica, sea éste por las dificultades en el procesamiento de lo proveniente del contexto social actual. Se trataría entonces, no sólo de la manifestación psicopatológica, de una diversidad sintomática, de inhibición o déficit psicológico, sino también y particularmente, del costo psíquico por la adaptación a un contexto en desfondamiento progresivo, que desapuntala y desarticula las formaciones psíquicas alcanzadas y demanda de nuevas formas de aproximación a la realidad.

Así, es que las operaciones clínicas, antes orientadas a tramitar los efectos postraumáticos de las llamadas situaciones de "crisis o catástrofes sociales" - desempleo, migraciones, violencia urbana, accidentes o desastres naturales y-o tecnológicos-, han resultado insuficientes para abordar en la actualidad, lo excepcional -catastrófico- devenido habitual y cotidiano.

Se va agotando así, la posibilidad de pensar lo catastrófico, únicamente como lo excepcional, súbito, improbable, extra-ordinario, devastador, por su magnitud extrema.

La idea de una habitualidad catastrófica- que vengo planteando en trabajos anteriores (Besozzi 2002, 2003, 2004)- alude a la caída de la noción de crisis-catástrofe social, como momento agudo, como ruptura transitoria de una condición general, que sería posible de ser recuperada. En la actualidad se trataría de un devenir caótico, un flujo acelerado, en el que estamos inmersos, un permanente estado de excepción- al menos para el registro de nuestra mente- que ha venido para quedarse. Habitualidad catastrófica que produce efectos psíquicos de permanente desinvestidura, movimientos de negación y desestimación, debido a los efectos de dicho estado de amenaza a la supervivencia para la mente.

La noción de catástrofe alude paradojalmente, en esta línea de pensamiento- tanto a estas condiciones de devenir caótico, como al efecto devastador para la mente de la ruina de un equilibrio o consistencia posible; se trataría de lo real como puro horror, como dispersión, como desligadura, como desvalimiento extremo.

A mi entender, la noción de trauma psíquico freudiano permite pensar en un tipo de desvalimiento que no es el de la desarticulación cabal de la ligadura. Desvalimiento, que aunque se trate de una interrupción prolongada, puede da lugar a una recomposición, sea esta del orden de la fijación-patólogica al trauma o sea del orden del anudamiento-creativo en otra clave. Se trata, entonces, para nosotros psicoanalistas de la posibilidad de repensar tal vez de recolocar, la conceptualización del trauma psíquico freudiano, a la luz de estas nuevas condiciones.

Resulta útil pensar lo traumático como gesto de investidura, el trauma como posible modelador de la forma psíquica que pone en marcha (Hermann, 2003). Momento de registro, de investidura de lo traumático que desencadena la consulta psicológica, privilegiado momento de construcción de un posible campo de pensamiento y de un campo libidinizado, gesto que la función psicoanalítica debe capturar y configurar. Investidura de futuro que amortigua la desligadura, el automatismo repetitivo, del que intentaré dar cuenta en esta presentación clínica.

El dispositivo analítico desde mi perspectiva, ofrece las condiciones para que el pensar sea la experiencia de subjetivación. Por otra parte, en condiciones de habitualidad catastrófica, también la experiencia clínica misma si no es pensada, se desvanece en la inmediatez de la demanda, en la aceleración de urgencia.

La posibilidad del método psicoanalítico de proceder críticamente sobre lo habitual, así como de desarrollar una actividad configurante del devenir incierto, pareciera ser un aporte de la práctica psicoanalítica para los tiempos que corren.

Sufrimiento psíquico-sufrimiento social

Este nuevo milenio nos enfrenta con nuevas formas de sufrimiento con las que debemos lidiar los psicoterapeutas. Desde una perspectiva psicoanalítica, no nos es posible pensar una teoría de la subjetividad que no incluya su determinación sociohistórica. Los modos de pensar, de sentir y de actuar en una situación están marcados por una serie de prácticas que incluyen los discursos sociales, los que actúan sobre los sujetos, determinando en las mismas operaciones psíquicas. Comparto una perspectiva psicoanalítica situacional, donde la subjetividad se plantea como una configuración abierta y transformable a lo largo de la vida, enraizada en tramas socioculturales vinculares que exceden el ámbito de la particular constitución psíquica y configuración familiar de origen, al mismo tiempo que se constituyen sobre las mismas. En este sentido, el trabajo psicoterapéutico debe apuntar, a mi entender, no sólo al procesamiento de la cualidad traumática de las alteraciones sufridas, sino también al desarrollo de recursos psíquicos pertinentes para transitar la situación crítica por la que el joven y-o su familia consultan.

Teniendo sus raíces en el pensamiento freudiano, esta perspectiva permite pensar el sufrimiento psíquico en relación con el fracaso en el procesamiento subjetivo, de acuerdo a los recursos disponibles para enfrentar las diversas fuentes de malestar a las que estamos sujetos que, siguiendo a Freud, provienen: "…desde el propio cuerpo, que destinado a la ruina y la degradación no puede prescindir del dolor y de la angustia como señales de alarma…desde el mundo exterior que puede abatir su furia sobre nosotros con sus fuerzas destructivas,…y desde los vínculos con otras personas…que acaso no sean menos inevitables ni obra del destino menos fatal que el padecer de otro origen"3. Cada una de estas fuentes de sufrimiento nos impone diversos órdenes de trabajo psíquico para enfrentarlas. El procesamiento psíquico supone entonces permanentes interfases entre lo intrasubjetivo, lo intersubjetivo y transubjetivo.

Nos resultan pertinentes estas consideraciones clínicas, pues nuestra posición como analistas pivotea entre una comprensión metapsicológica de los procesos psíquicos en juego y la tramitación subjetiva de las exigencias culturales y-o sociales en cuanto a la inserción social. Pretendemos considerar estas conflictivas actuales en la consulta con jóvenes, como expresión de la impotencia en el procesamiento subjetivo que demanda la entrada en la adultez.

Un tipo de sufrimiento psíquico, la impotencia juvenil que da cuenta de una claudicación que será transitoria detención o estancamiento patológico, pero que demandará de una intervención transformadora. Nuevos modos de sufrimiento contemporáneo, al decir de Kristeva, nuevas "enfermedades del alma", dificultades o incapacidades de representatividad psíquica, de la figurabilidad del preconciente que llegan a destituir el espacio psíquico, la singularidad subjetiva.

En trabajos anteriores, (Besozzi-Selener, 2004) señalábamos, que el fracaso en la acción eficaz, al decir de Freud, en el actuar acorde a fines, es una nueva forma del sufrimiento adolescente, que señala la precariedad de representaciones hoy disponibles, sea por cuestiones de constitución psíquica o por contexto social desapuntalador y dispersante. Incapacidad de representar, que demora los duelos y a veces impide los desasimientos de las figuras parentales, a tramitar. Por su incapacidad de representar o de representarse un futuro, de anticipar un proyecto, los jóvenes que hoy atendemos procuran investir el proceso terapéutico, proyecto posible a jugarse dentro del la trama vincular-vinculante del "entre-dos" con el analista o "entre-más–de–dos" con el grupo terapéutico.

En esta ocasión enfatizo una singularidad del padecimiento actual, que observo mayormente en mi clínica con jóvenes. Se trata del aburrimiento, la abulia, la falta de ímpetu, el tedio, el deshilachamiento subjetivo. Así como la histeria resultó paradigmática del sufrimiento psíquico en los tiempos de la modernidad, como efecto excedente de un orden normalizador, el actual padecimiento contemporáneo, dadas las condiciones neoliberales de estos tiempos del mercado, del consumo, de la automatización, de la globalización, se presenta como sufrimiento por superfluidad, como falta de investidura de futuro.

Bellamente nos dice Abelardo Castillo, un notable narrador y dramaturgo argentino contemporáneo, que nuestros días marcados por una "siesta mansa en la que pareciera haber desaparecido el pensamiento". La falta de interés- "una siesta" - parece presentarse como una forma de malestar prototípica de los albores de este nuevo milenio. Los trastornos por sobreinvestidura - como el estres, la angustia automática- panic.attack-, propias de la sobecarga de estímulos y de exigencia de la acción (Besozzi-Beltran,2002), se contrastan con el desinterés, la apatía, pero ambas son manifestaciones del fracaso en el procesamiento subjetivo.

 

Clínica del descreimiento

Se nomina como Clínica del descreimiento, aquéllas consultas de jóvenes en estado de desinterés y desorientación con respecto a lo por-venir, con problemas en la puesta en acto de una subjetividad social. Desde nuestra perspectiva estos trastornos son pensados como expresión de diferentes situaciones de atolladero subjetivo, que tanto en su manifestación psíquica como somática, como relacional necesitan de especificidad en la comprensión, dada correlación entre la fuente del malestar y las posibilidades de procesamiento mental del mismo. Por esto, una conceptualización del atravesamiento del imaginario social - los modos de interpretar y de pensar que guían las acciones cotidianas, relacionadas con los códigos, valores e ideologías vinculadas a las diversas pertenencias sociales- y su implicancia subjetiva en la construcción del proyecto personal, aportan mi entender, a la comprensión de la especificidad del accionar clínico.

Jóvenes en estado "desesperanzado"

En esta presentación, el foco está puesto en visualizar dos interesantes cuestiones clínicas: adolescentes y jóvenes-adultos, que consultan por primera vez por decisión propia, dentro de un estado general de desazón, como de otros que consultan por "última" vez, luego de varias consultas anteriores "fracasadas". Me interesó relacionar las vivencias de fracaso manifestadas en el motivo de consulta con el fracaso no explicitado pero manifestado en la reiteración del pedido "desesperanzado" de ayuda. Es decir, situaciones de transición que no pueden ser atravesadas, detenciones prolongadas, algunas que se presentan como inhibiciones, otras, como estrepitosas conductas de abandono de proyecto.

Los ejemplos clínicos que presentaré fueron seleccionados por ser jóvenes, cuyo pedido de tratamiento, es vivenciado como ultima oportunidad o única oportunidad de salida. Un intento tal vez fallido, de salir de un estado de apatía angustiosa. La trasmisión de primeros tramos de la consulta de estos pacientes, que actualmente se encuentran en tratamiento psicoanalítico, pretender dar cuenta de la actividad de configuración del dispositivo psicoanalítico, que toma como "gesto de interés e investidura de futuro" el pedido mismo de tratamiento.

 

Alejandro: 24 años

A es un joven de clase media alta, de la provincia de Buenos Aires, zona agropecuaria, que viene a Buenos Aires a estudiar a la universidad

Hace un tiempo, que quería hacer esta Primera experiencia analítica. "Ahora que estoy bien, que tengo esta oportunidad me voy a empezar a analizar…"la mamá de un amigo fue mi posibilidad mi referente (psicoanalista)…siempre me lleve bien con las mujeres…Preferí mujer: me relajo más…""…me olvidé de tu nombre…no se, tengo muy mala memoria…quedarme hablando con alguien…tengo muy poca memoria de chico, no es como mi hermano mayor…vive en el pasado…Yo fui siempre la oveja negra de la familia (de padres conservadores, ordenados, metódicos) porque sobre todo mi madre, frases como "estoy al borde del precipicio, me voy a caer" (será porque ando en tabla, salir el fin de semana)…
Todo lo que se les escapa de las manos, los asusta, pero lo que más me duele es que no me conocen…"…No hay un punto de encuentro, una superficie compartida…parten del yo siempre, estoy muy equivocado…Por ejemplo, no querían que trabaje para que me reciba…
"además este año cambié de laburo, más loco, más creativo, pero tengo esos lados de inseguridad u melancolía: Y??? ¿Estará bien lo que hago?...Obvio, me lo metieron mis viejos…
Segunda sesión: "…no se si me interesa la seguridad, mis sensaciones…son experimentar…estar sufriéndola…Me siento demasiado frágil, demasiado sensible (en relación con su primer amor)"
"de esta consulta me quiero hacer cargo yo…no es tan urgente mi estado… Re-siento la soledad, no sentir a una mujer que no ame…La Re-dispersión: influido por mis viejos, cada intento de hacer algo es criticado…me da inseguridad..."Empezó un cuadro y no lo terminó.
Tercera sesión:…parece que fue arrancar mal el año, no le encuentro el equilibrio, hasta puse en duda la carrera (le falta un año en administración de empresas) por Tercera sesión:…arrancar mal el año, no le encuentro el equilibrio, hasta puse en duda la carrera (le falta un año en administración de empresas) por suerte mi amigo me dijo que no largue la carrera, te vas arrepentir…
Cuarta sesión: (Pierde el celular)…no quiero ser un colgado, me persigo con eso….me molesta horrores ver mi colgadez… (Perder cosas)…
No soy colgado con mis amigos….dejar el papel apoyándose en otro (él y su jefe/ el y su amigo "boludito del secundario"…Mi ex mejor amigo…mi ex profesor de teatro…ahora es mi jefe…
…empecé mal el año, no podía posar los pies sobre la tierra…me dispersaba….cambios reales mínimos…"
"Me estaba pasando lo de Soledad (mi ex) y mi hermano que era mala onda y me la generaba a mi…no se qué problemas tenia que le costaba dormir, la vida le era adversa, problemática, con asma…""Me encanta el arte, dibujar un concepto, pero no se, me bardeo y termino siendo un "Bartolo"…Me molestó horrores ver mi "colgadéz"…hago esfuerzo con eso…"Si querés triunfar y tener un futuro…parece que era Buenos Aires y no Tres Arroyos (4 horas de Buenos Aires). La típica discusión entre los hermanos:"yo no vuelvo nunca más".
"Yo vivo gracias a mis amigos…anduve mucho tiempo revirado con mi familia…tal vez fue por el desarraigo…no fue tanto para mí como para ellos…"vos te reviraste, te convertiste en un loco de la guerra"…Si un hombre no tiene una carrera ni un trabajo, su casa, su auto…No le cayó la ficha de la madurez, será un irresponsable, un "bartola", un inmaduro… Este tema del deber, la responsabilidad…Eso de disfrutar de las cosas buenas.
"Mi ex segundo mejor amigo, está para atrás….. Me pasa que pienso, percibo mucho, y eso me hace ni estar relajado. …mis amigos son más relajados…más despreocupados…pienso, pienso demasiado cuando le cuento a mis amigos, "Ah, yo no me había dado cuenta…"

Algunas puntuaciones (tramas de pensamiento que generaron mis señalamientos o intervenciones, mi modo de ir armando, configurando lentamente el vinculo terapéutico)

Se trata para A. de decidir sobre la propia vida: dejar de ser un "Colgado", trabajo de pensamiento-acción acorde a fines, cuyo gesto inicial es el pedido de tratamiento. Investidura de su futuro, como construcción propia o como mandato resistido de cumplir los ideales de los padres: los "exitosos", "empresarios", se plantea como una situación dilemática a resolver para A. Resulta un significante muy pertinente: "Bartolear", que según A. mismo dice, significa: ir la por la vida alegremente irresponsablemente.

Desinvestidura del proyecto, que esconde la sobreinvestidura del ideal; acentuación de las cuestiones afectivas ligadas al desarraigo, del desasimiento parental, que se marca en la "emigración" a Buenos Aires para estudiar.

Es decir, rresistencia al presente- que no le permite concretar el final de sus estudios, la investidura de un posible trabajo y lugar de residencia futuro para él.

 

Jimena: 28 años.

Derivada luego de una terapia vincular con su hermano menor, quien consulta por sus trastornos alimentarios, llega con gran dificultad y desesperanza a la consulta.

Primera entrevista:"Al terapeuta de mi hermano le costó mucho que yo me decidiera. Pero hice un pacto con él, que como viste me costo cumplir- mediaron 4 o 5 llamados telefónicos para cancelar el primer encuentro, por enfermedad o por el velorio de la abuela.. - para que mi hermano que también está muy mal- siguiera con la terapia, yo tenía que empezar con alguien…Me pasan muchas cosas, mi papá falleció súbitamente de un paro cardíaco, hace 2 años justo en el momento que había conseguido, dejar de tener tantos problemas y estar contento y tranquilo …A mi me cambió todo…Si bien justo ahí empecé una pareja nueva, que aún conservo…todo lo que fue mi familia, mis referentes, se terminó de desmembrar con la muerte de mi abuela hace una semana…"
"…Además siempre tuvimos una historia familiar muy difícil, las pelas terribles de mis padres desde muy chicos, hasta el divorcio… Por eso cuánto puedo yo conseguir en una terapia, realmente me lo pregunto…Ya hice varios tratamientos en la infancia, adolescencia, entre los 16 a los 22 años y creo que no paso nada…Lo único que conservo por ahora es mi trabajo y no sé hasta cuando? Toda mi vida ha sido un fracaso…salía con un "drogón", no terminé ninguna carrera, yo estuve re-enojada con dios…"
Segunda entrevista: "… me pareció buenísimo la primera vez…Pero... guíame vos… qué es lo que vengo a hacer…porque yo soy…de desembuchar… La muerte de mi papá me agarró en un proceso de cambio, de tomar enserio las cosas, yo lo idealizo todo, o no hago nada…en general lo que empiezo no lo termino…Es como estar muy flaca o muy gorda, quise hacer varias proyectos y no pude…es como las dietas…hasta estuve embarazada y perdí al bebé, yo me descuidé…"
"Mi mamá hace todo mal, en pos su felicidad, jamás piensa en vernos tranquilos. Mi papá se murió porque no me cuidaba…mi familia siempre "careteó"… Estoy mal, me molesta no poder hablar de mi presente, por esto de mi familia y mi pasado, hace 2 años que estoy en pareja con G. perdí a mi papá y gané y sol…pero él es separado y tiene problemas con la ex, por el hijo…hay muchas cosas antes que yo en mi relación…como una revancha, encontrar paz, no quiero ser más la chica "excepción" pero no sé como…"
Tercera sesión: (ausente con aviso por enfermedad)"Re-extrañaba, re…me siento medio chupa-medias, me siento reentendida, no se es distinto a los otros, más relajado, ni tan distante ni tan coloquial, yo soy muy arrebatada para hablar…sino me van guiando…ni muy rígida, ni muy callada…que me ordenen…no me gusta hablar de lo que me asa, me veo en el papel de victima…yo estaba bastante bajón, estaba muy mal, eso de ser hija de nadie, no tengo abuelos, no tengo padres. Yo era la nieta preferida, la única mujer. Pobrecita la nena… "(Operación de corazón, neumonía)

Algunas puntuaciones (entramado de líneas de pensamiento, a partir de la derivación)

J. se encuentra descreída, perdida, desesperanzada. Ha perdido sus referentes - muerte del padre, de los abuelos - madre inestable y perturbadora. Vivencias de desvalimiento psíquico, falla de los "reparos" identificatorios básicos para encontrar una posición subjetiva propia.

Construcción de la derivación por el terapeuta del hermano, investidura de futuro de ese terapeuta que marca la posibilidad de espacios para cada uno de ellos, que marca un compromiso, como pacto pendiente a cumplir, compromiso vincular de investidura amorosa. Intervención psicoanalítica, como marca de lo nuevo, de lo por-venir.

Configuración de un encuadre vinculante, que permita transitar, la diferencia de un hacer desesperado y desesperanzado, la acción como pasaje al acto, con el pensar como actuar acorde a fines. Decisión de un compromiso con un propio tratamiento, como posibilidad de enfrentar el presente, elaborar el pasado doliente y traumático, en parte por el proceso de duelo en curso, pero lamentablemente, sobre un trasfondo de desesperanza sufriente casi crónico, residuo de un tránsito adolescente no resuelto. Es decir, un presente que cree historia, investidura de corte, en la serie traumática de la fijación al pasado

 

Clínica psicoanalítica como productor-producción de investidura de futuro

Proponemos considerar el dispositivo analítico como coyuntura configurante de una nueva situación vincular, actualización de un presente que al investirse, como tal produce efectos sujetivos en la línea del proyecto, del armando de una propia interioridad, de representaciones posibles, yo con otro, yo conmigo mismo, es decir, subjetivación.

Perspectiva del dispositivo clínico como productor–producción de futuro, en tanto actualiza en el encuentro terapéutico un presente situacional, demarca un pasado historiándolo e inviste un "por-venir" desde la investidura misma que supone el proyecto terapéutico.

El dispositivo clínico, en tanto campo vincular y situacional, es un una práctica de implicancia mutua. Una práctica sin proyecto no es subjetivante; en ese sentido, no hay práctica subjetivante que no incluya la investidura de lo porvenir.

Pensamos así, la adolescencia como un proceso delicado e inestable de subjetivación, que se despliega en el marco de un doble movimiento de transformación, la propia del adolescente - reorganización y necesaria flexibilización del yo para mantener una identidad renovable y vinculante- cabalgando sobre la actual transformación de las condiciones del contexto vincular, que no ofrece en la actualidad, los apuntalamientos necesarios para que dicho proceso se despliegue.

El problema de lo catastrófico devenido habitual como decíamos al comenzar, radica en los efectos desubjetivantes que alcanzan – a mi entender- su mayor potencialidad en los jóvenes debido a la vulnerabilidad del proceso adolescente mismo. La función psicoanalítica apuntaría entonces, al trabajo de configuración del encuentro terapéutico, de la generación de condiciones en que la alteración-sufrimiento juvenil, pudiera ser registrada.

Nos referimos a la concomitancia desorganizante de un contexto social desapuntalador más la transformación y reorganización psíquica que demanda la sexuación y la puesta en acto de la subjetivad social. Doble puesta en crisis: por un lado, confrontación con un mundo adulto en estado de alteración y-o desfondamiento. Por otra parte, la necesaria confrontación generacional que demanda el desasimiento parental, que para "peor de males" ya no se sostiene ( padres derrotados, frustrados, caídos, excesivamente- eternos jóvenes)

Por eso, creemos que es necesario crear las condiciones para que ocurra el encuentro. Es necesario que el analista soporte, contenga, invista. Investidura de la clínica que obliga al analista a una teorización flotante (transitar diversas teorías permite estar permeable a diversos fenómenos clínicos). Investidura del terapeuta, ilusión fundadora, que propenda al desarrollo de las potencialidades. La sesión así podrá volverse significativa cuando hay una situación vinculante, acerca de la cual pensar junto con el analista.

Diferentes formas de expresión del adolescente, en el curso del tratamiento, asociaciones, sueños, actos o conductas ("acciones comunicativas") Obstáculos de la tarea diferente tenor - acting-out, etc. El analista cumple un papel en la transformación de estas manifestaciones en simbolización, al ofrecer al paciente una imagen anticipada de la elaboración de estos entrampamientos. En tiempos del psicoanálisis clásico, resultó no relevante esta dada -por obvia- actividad que realiza el analista en la construcción-configuración de la consulta. Estas maniobras eran consideradas "preliminares" de un trabajo posterior más significativo. Es decir, no se les daba valor instituyente, configurante –capacidad de generar cambio psíquico en sí mismas. Este espacio operatorio es imprescindible ya que el cambio psíquico no sólo depende del análisis de lo inconsciente y del andamiaje defensivo en juego, sino sobre todo de la tarea de construcción y reconstrucción de ese espacio vincular.

Desde la perspectiva de una imprescindible transformación del dispositivo psicoanalítico clásico para los tiempos que corren, la función psicoanalítica es planteada como actividad configurante vincular y componedora de condiciones para que el vínculo terapéutico sea posible, la circulación del deseo y el proyecto pensables. Una clínica que opera sobre el devenir, desacelerando la urgencia y inmediatez, intentando producir procesamiento subjetivo. En el dispositivo vincular, paciente y analista, son participantes de un encuentro, que producirá situación vez a vez. En este espacio transferencial, el analista no sólo interviene por la vía de la interpretación de los procesos inconcientes, sino que incluye los "efectos de presencia", al decir de Puget, del otro del vínculo, ampliando así las vías que posibilita la operación clínica. Desde esta posición, se enfatiza la trama discursiva vincular que involucra a ambos sujetos del vínculo, co-construyendo una nueva situación vincular, donde se desplegará la trama inconsciente.

Sabemos que el analista de adolescentes más de una vez, se presta como modelo identificatorio, lo que supone estar particularmente atento a la propia implicancia subjetiva. No se trata solamente del trabajo de la contratransferencia, sino de los atravesamientos del vínculo terapéutico propios de la pertenencia al mismo contexto social con los casos clínicos que presentamos. Construcción conjunta de un vínculo terapéutico que actúa como soporte transitorio, pero que no se propone como pedagógico sino como trabajo de construcción vincular y producción de subjetividad. La modelización de que "se debe ser o hacer" no es función del analista. Se trata de hacer-junto-con, es decir, escucha analítica y posición de implicación subjetiva, que permiten armar, establecer, producir un vínculo, el vínculo terapéutico. Se trata de una operación elemental, pero estratégica para el campo analítico, que apunta a la construcción de una experiencia clínica donde lo propio, lo singular tenga lugar.

Finalmente, en la clínica psicoanalítica con adolescentes, la historización sería la operación sobre la diferencia entre la marca actual y la anterior, performando procesos de producción de espacio-tiempo, a modo de producción de investidura de futuro. Espacio de la presencia, tiempo de la representación, que crea el futuro de la esperanza, haciéndose el joven consultante, responsable de su decir y de su hacer. Un hacer-junto-con de paciente y analista, que inscribe marcas y produce pensamiento, habitando un mismo espacio-situacional.

Historizando el presente, portadores de una herencia, construiremos un relato. Como en este encuentro que hoy nos convoca colegas de distintas disciplinas, distintos países intentado hacer juntos, producir pensamiento. Crear un futuro donde jóvenes y no tan jóvenes, encontremos espacios de humanización.

Y para terminar, quiero parafrasear un parte del prologo al del libro Pensar sin estado, (2204) de un querido amigo y lamentablemente muy temprana y súbitamente fallecido Ignacio Lewkowicz: "..No hay nada que agregar, es preciso configurar. La figura del pensamiento intrínseca a la fluidez de la información no es la de autor; pensar es configurar los pensamientos que pasan por un punto de conexión…" Espero que hoy aquí, para los que estamos, sea un punto de encuentro.

 

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1 E-mail: arconsul@arnet.com.ar.
Malabia 2188 2piso "6". Cuidad de Buenos Aires. Argentina
2 (1994) Atentado terrorista contra la Mutual Judía Argentina, nunca esclarecido judicialmete. (1995) Explosión - auto atentado en la Fábrica Militar en Río Tercero, provincia de Córdoba, encubrimiento del tráfico realizado por el gobierno de turno. (2004) Incendio en "Republica Cromañón", un espacio cerrado para eventos de rock, en la cuidad de BA, por negligencia colectiva y corrupción de funcionarios públicos.
3 Freud, S. "El Malestar en la Cultura", ED. Amorrortu, tomo XXI, 1930.